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Históricas revelaciones sobre el
golpe a Chávez.
Casto Ocando
El presidente Hugo Chávez anunció su renuncia y pidió protección para su
familia en una conversación telefónica con un embajador de un país
europeo el 11 de abril del 2002, mientras que al día siguiente el
gobierno de Estados Unidos amenazó con sanciones al empresario Pedro
Carmona si se autojuramentaba como nuevo mandatario de Venezuela.
Estas son parte de las nuevas revelaciones dadas a conocer por el ex subsecretario de Estado norteamericano para América Latina, Otto Reich,
en entrevista exclusiva con El Nuevo Herald, cuatro años después de los
hechos que conmocionaron la nación suramericana con un saldo de cientos
de heridos y muertos.
Reich, que ha sido acusado por el chavismo de haber manejado ''los hilos
de la conspiración'' desde su oficina del Departamento de Estado en
Washington, reveló además que intentó detener la autojuramentación de
Carmona, advirtiéndole mediante el embajador Charles Shapiro que habría
sanciones económicas.
El ex embajador en Caracas negó que agregados militares estadounidenses
jugaran un papel en la crisis, y precisó que Washington nunca reconoció
al gobierno de transición.
¿Cuál es su versión de los hechos del 11 de abril del 2002 en Venezuela?
Vi los eventos desde mi oficina, en Washington. Ya había semanas de
manifestaciones en contra del gobierno de Chávez. Primero, voy a
reiterar lo que dije en una investigación de cuatro meses del inspector
general del Departamento de Estado, respondiendo a una petición del
senador Christopher Dodd, que es pro Chávez y anti Bush, que pensó que
de verdad Estados Unidos había estado involucrado, y pidió la
investigación.
Se decía que usted manejaba los hilos de la conspiración desde
Washington.
Si Otto Reich hubiera manejado los hilos, esto hubiera terminado de
forma diferente. El problema es que nosotros no estábamos involucrados.
Lo que hubo fue un levantamiento popular en contra del gobierno. Chávez
dio una orden ilegal de disparar contra el pueblo de Venezuela y los
cuatro jefes militares de las cuatro fuerzas militares de Venezuela -- y
yo lo vi por televisión --, dijeron que antes de disparar contra el
pueblo venezolano, renunciaban, y que no iban a obedecer una orden
ilegal aunque viniera del presidente de Venezuela. Eso fue como a las 4
de la tarde del 11 de abril.
¿Cuándo hizo usted la primera llamada a Caracas?
Yo tenía la puerta abierta con el embajador Shapiro. Ya por varios días
habíamos establecido lo que llamamos un comité de emergencia, y teníamos
una línea abierta en mi escritorio.
¿Estaban en diálogo permanente?
Permanente no, una llamada de vez en cuando. Porque al mismo tiempo
tenía que ocuparme de los otros 33 países. No era que podía ignorar lo
que estaba pasando en Argentina, Colombia, Brasil, Guatemala. Pero éste
era un caso serio. Por ejemplo, le dimos la autorización al embajador
Shapiro a que metiera a todos los funcionarios de la embajada dentro de
la embajada, que los sacara de la calle porque no eran seguras. Medidas
de prudencia que se toman en este tipo de casos. Y la embajada nos trató
de mantener lo más informados posible. Pero es que teníamos la ventaja
de ver en televisión en vivo lo que estaba pasando en la calle. Lo que
no sabíamos era lo que estaba pasando dentro de Miraflores. Ahora
sabemos un poquito más.
¿Qué sabe ahora que no supiera antes?
Lo que creo que se sabe es que esos jefes militares le dijeron a Chávez:
'Usted ha violado su propia Constitución, y nosotros no vamos a
obedecerlo y mejor que renuncie'. Y tenemos información de que Chávez sí
renunció, sí renunció.
¿Qué tipo de información?
Por ejemplo, Chávez llamó a un embajador amigo de él, de un país europeo,
y le dijo: 'He renunciado, por favor, asegura que mi esposa y mi familia
puedan salir sanos y salvos del país' ''.
¿No dijo rumbo a qué país?
No dijo a cuál país.
¿Y eso lo saben ustedes por esta persona de este gobierno europeo?
Sí. Este gobierno extranjero nos lo dijo a nosotros. Pero más importante
que eso es el hecho de que como a las 12 de la noche el general Lucas
Rincón salió en televisión y dijo: ''El Presidente ha renunciado''.
Chávez ha explicado que lo mantenían bajo amenaza de muerte para
renunciar.
Mira, han salido fotos de esa reunión recientemente, donde está Chávez
reunido con los militares, y ahí no hay presión ninguna. Todos se están
abrazando, dándose la mano, despidiendo a Chávez. La escolta de Chávez
salió armada con Chávez. ¿Qué tipo de presión es ésa? La actuación de
Chávez en esas 48 horas, cuando lloró y le pidió perdón al Cardenal y al
pueblo, es muy consistente con la actuación actual, que es la de un
guapetón, que en un momento de dificultad probó que es un cobarde.
Se dice que el agregado militar de Estados Unidos estuvo muy activo en
Fuerte Tiuna conspirando con los militares que pidieron la renuncia a
Chávez.
Falso. Eso es parte del cuento que hicieron los chavistas.
¿Le dio reconocimiento Estados Unidos al gobierno de transición de Pedro
Carmona?
No se le dio ningún reconocimiento al gobierno de Carmona. Lo que pasó
es que como a medianoche nos informan que Chávez había renunciado.
¿Quién le informó?
El propio general Lucas Rincón, que por televisión lo dijo al mundo. Y
al mismo tiempo recibíamos información privada, como este embajador
europeo que no voy a mencionar, que se había hecho amigo de Chávez pero
también amigo de nuestro embajador, que dijo que Chávez lo había llamado
para pedir el asilo para su familia.
¿Cómo fueron las comunicaciones con el gobierno de Carmona?
Los informes sobre la conducta del gobierno de Estados Unidos estuvieron
muy equivocados. The New York Times dijo que yo había hablado con
Carmona, y en una rueda de prensa yo le dije al periodista que eso no
era verdad. Y el New York Times tuvo que retractarse.
¿No hubo ningún contacto suyo con los personeros del gobierno de Carmona?
No directamente, pero sí indirectamente. El 11 de abril fue jueves.
Estuve en el Departamento de Estado durante casi toda la noche. Fui a la
casa a dormir cuatro horas. Regresé a las 5 de la mañana, y estábamos en
contacto con la embajada en Caracas, tratando de averiguar lo que estaba
pasando.
La pregunta que yo le hacía a Shapiro fue: ''¿Quién está a cargo?''
Porque teníamos que establecer contacto con alguien, ya fuera un militar,
un civil, una monja, alguien. Entonces Shapiro me dice: ''Nadie está a
cargo''.
Pero como a las 12 del día, me llama Shapiro y me dice: ''Pedro Carmona
se va a juramentar''. Y mi reacción, en serio, fue:"¿Se va a juramentar
de qué, como qué?''
Y él me dijo: "Se va a juramentar a sí mismo como presidente''.
Entonces le pregunté cuál era la base constitucional que él iba a usar.
Porque habíamos estudiado la Constitución venezolana un poco antes de la
crisis, porque toda esa semana había muchos rumores de que Chávez se iba,
que los militares estaban descontentos, etc.
Yo había preguntado cuál era el orden constitucional en Venezuela. Y me
habían dicho que si el Presidente renunciaba, el que tomaba posesión era
el vicepresidente. Eso fue lo que nos dijeron los abogados. Entonces
Shapiro me respondió que no sabía la base constitucional que estaba
usando Carmona para juramentarse.
Muy calmadamente, le dije que, según nuestra información, la única
manera que alguien pudiera ser juramentado era mediante otro poder
constitucional, porque tampoco me imaginaba que alguien tuviera la
arrogancia de juramentarse a sí mismo como Napoleón o el rey Bokassa, de
Africa Central.
Entonces le dije a Shapiro: "Por favor, busca al señor Carmona, en mi
nombre y el del gobierno de Estados Unidos [esto no lo consulté con
nadie] y dile que si él se juramenta, o alguien lo juramenta, rompiendo
el hilo constitucional de Venezuela, que no cuente con el apoyo del
gobierno de los Estados Unidos. Es más, puede ser que tengamos que
imponer sanciones''.
¿Qué tipo de sanciones consideraban?
Nuestra ley requiere al Ejecutivo que si hay un gobierno
extraconstitucional, un golpe de Estado, por ejemplo, Estados Unidos
tiene que cortar inmediatamente la ayuda económica, puede establecer
sanciones económicas, etc. Yo tenía mi responsabilidad, según los
estatutos, de informar a ese gobierno que podría haber sanciones. Eso
fue a las 12 del día del viernes.
¿Estados Unidos hubiera respaldado un gobierno de transición sin que se
rompiera el hilo constitucional?
Nosotros hubiéramos reconocido, seguido las relaciones normales con una
persona que hubiera sido electa o nombrada por un instrumento oficial
del estado venezolano. Pero, según nuestra información, era la Asamblea
Nacional el instrumento, y teníamos también información de miembros de
la Asamblea, de que había una mayoría que estaba dispuesta a nombrar a
alguien, no sé a quién.
¿Qué pasó después del mediodía del viernes 12 de abril?
Shapiro me llama nuevamente a las 2 de la tarde, para decirme que había
hablado con Carmona.
''¿Y qué dijo?'', le pregunté.
Y nunca se me olvida lo que me dijo Shapiro. Carmona dijo que ''muchas
gracias por su consejo, señor embajador, pero nosotros sabemos lo que
estamos haciendo''.
Así, verbalmente. Y yo me quedé como frío. Y dije: ''Esto va a ser un
desastre''.
Y Shapiro me dijo que la juramentación era a las 4 de la tarde en
Miraflores, y yo estaba viendo ya, porque nuevamente el televisor estuvo
andando muchos días, y estaba viendo la gente llegando a Miraflores con
sus celulares, como si fuera una fiesta. Quizá la gente estaba muy
contenta de que hubiera salido Chávez.
¿Celebró usted que Chávez hubiera salido del poder?
Yo, personalmente, sí. Yo pensé que Chávez era una persona mala para
Venezuela, que había dado una orden extraconstitucional, que había
violado las leyes de Venezuela y que había ordenado la muerte de
venezolanos.
No salí a la calle con banderas ni nada, pero lo celebré. Pero aquello
de que Estados Unidos reconoció al gobierno de Carmona, es absolutamente
falso. Hubo un error, que fue que un funcionario, en una de las agencias
del gobierno de Estados Unidos, no el Departamento de Estado, sacó un
parte de prensa diciendo básicamente que lo que había ocurrido en
Venezuela era el resultado de los excesos de Hugo Chávez.
Y eso es lo que los chavistas y muchos gobiernos antiamericanos
interpretan como un apoyo de Estados Unidos a Carmona. Algo
absolutamente falso.
Fuente: El Nuevo Herald
Abril 16, 2006
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