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Carta abierta al cardenal Jaime Ortega Alamino, arzobispo de San Cristóbal de La Habana.

Cardenal Ortega:¡Levantémonos y vamos!

Uno de los últimos libros de Karol Wojtyla se llama "¡Levantaos Vamos!". Cuando lo compré atravesaba momentos un poco desalentadores y el título me indujo a pensar que el libro se enfocaba en el aliento a seguir adelante con alegría cristiana en el corazón...pero llegado el final del libro esa apelación del título es, no solo una invitación a la verdadera alegría basada en el sentido más profundo de la esperanza como virtud, sino un llamado a ser fieles a nuestra misión aún en las circunstancias más dolorosas... La frase remite a las palabras dichas por Jesús en uno de los momentos más angustiosos del relato evangélico cuando vienen a buscarle los soldados al Huerto de los Olivos donde sudando gotas de sangre enfrentaba su destino y aceptaba su martirio como corona de su Misión.

Aquel "¡levantaos, Vamos!" lo decía Jesús a quienes lo acompañaban instándolos a enfrentar con el los duros momentos del calvario que se avecinaba. Dura tarea que sabemos fue únicamente capaz de cumplir uno de sus discípulos, por cierto el más joven de ellos, el evangelista Juan... El miedo, el temor, la angustia de presenciar aquel doloroso espectáculo, de enfrentar todo aquel dolor, de arriesgarse además a ser acusado por acompañar al condenado, pesó mucho sobre el resto de los apóstoles en ese momento tan tremendo del castigo del Inocente Jesús.

El maravilloso libro que Juan Pablo II escribiera especialmente dedicado a los Obispos y Sacerdotes y muy cerca ya del final de su vida, en medio de su propio martirio físico, tiene en su ultimo capítulo un texto del cardenal Wysynski que quiero reproducir a continuación, como un llamado al Cardenal Primado de Cuba de una fiel más, de una integrante más de la llamada en palabras del Papa Wojtyla: "comunidad de pecadores arrepentidos" que desde el bautismo conformamos la Iglesia.

Este texto del cardenal Wysynski lo transcribo con la mayor humildad y el mayor de los respetos pero en total disconformidad con las declaraciones que han trascendido del Cardenal Jaime Ortega respecto de los presos políticos que se hallan actualmente en huelga de hambre:

" para un apóstol es esencial el testimonio que se dé de la Verdad ! y eso exige siempre fortaleza. La falta más grave del apóstol es el miedo. La falta de fe en el poder del Maestro despierta el miedo y el miedo oprime el corazón y aprieta la garganta (...)

Los discípulos que abandonaron al maestro aumentaron el coraje de los verdugos. Quien calla ante los enemigos de una causa los envalentona. El miedo del apóstol es el primer aliado de los enemigos de la causa. Obligar a callar mediante el miedo, eso es lo primero en la estrategia de los impíos. El terror que se utiliza en toda dictadura está calculado sobre el mismo miedo que tuvieron los apóstoles.

El silencio posee su propia elocuencia apostólica solo cuando no se retira el rostro ante quien le golpea. Así callo Cristo. Y en esa actitud suya demostró su propia fortaleza. Cristo no se dejo aterrorizar por los hombres, saliendo al encuentro de la turba dijo con valentía: Soy Yo" (1)

Este texto de quien fuera el Cardenal Primado de Polonia bajo el comunismo me vino hoy inmediatamente a la mente cuando supe que el Cardenal Ortega había declarado que era mejor que los presos políticos plantados Víctor Rolando Arroyo Carmona, José Daniel Ferrer García y Félix Navarro Rodríguez abandonen la huelga de hambre porque es peligrosa.

Creo, insisto, con la mayor humildad y desde mi propio temor y mis propios errores, que en la medida de lo posible para cada uno de nosotros, debemos acompañar la lucha de los presos políticos de Cuba con valentía y sin desfallecer, porque ellos están allí sufriendo abuso mental y físico abonando con su martirio la pronta recuperación de la Libertad de la Nación Cubana.

Yo le pido por medio de este texto al Cardenal Ortega que revise su posición y denuncie ante al mundo la tortura que sufren los presos políticos cubanos como Arroyo, Biscet, Antúnez y tantos otros. De lo contrario, lo que se logra es "aumentar el coraje de los verdugos" . Siguiendo con el libro antes citado, dice Wojtyla: "cada uno de nosotros encuentra en su vida unas obligaciones que debe asumir y cumplir. Una causa justa por la que se debe combatir. Un deber, una obligación a la que uno no puede sustraerse, de la que no es posible desertar..." (2) Estos cubanos presos así lo han entendido y es nuestro deber apoyarlos incondicionalmente porque ellos están demostrando que son capaces de cumplir con su misión de denunciar al mundo la esclavitud de todo un pueblo aún a costa de sus propias vidas.

Las declaraciones del Cardenal Ortega me ha resultado inoportunas y dolorosas y creo que dejan en la mayor de las soledades a estos hombres valerosos que se inmolan por la Verdad. No le pidamos a estos hombres que renuncien a su valentía y su honor, antes bien, pongámonos de pie al lado de ellos, cada uno de nosotros en su comunidad y denunciemos sin cesar ante el mundo que la tiranía cubana tortura y asesina a hombres inocentes.

Cardenal Ortega: ¡Levantémonos y vamos!

Es la hora de acompañar a los hombres valientes de Cuba!

Gabriela de Sarduy



(1)"¡Levantaos Vamos!" Juan Pablo II Traducción de Pedro Urbina Tortella Editorial Sudamericana- Buenos Aires 2004 págs 163-164
(2) )"¡Levantaos Vamos!" Juan Pablo II Traducción de Pedro Urbina Tortella Editorial Sudamericana- Buenos


Fuente: www.somoscubanos.com
Noticuba Ed. Buenos Aires
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Octubre, 3 2005.