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Los secretos de "Popeye",
lugarteniente de Pablo Escobar detalla lazos del capo con Fidel Castro.
Jhon Jairo Velásquez Vásquez es conocido en el mundo del narcotráfico
con el alias de 'Popeye'. Fue uno de los personajes más temidos y
macabros en la historia judicial de Colombia. Era, nada más y nada menos,
que la mano derecha de Pablo Escobar y el lugarteniente al que más
afecto le tuvo el capo. 'Popeye' creció casi desde niño junto a Escobar.
"Más que cómplices éramos verdaderos amigos", suele decir. Hoy tiene 43
años, está detenido en la cárcel de máxima seguridad de Cómbita y es uno
de los pocos hombres cercanos a Escobar que aún está con vida.
...Pablo Escobar y Cuba?
"...Pablo Escobar siempre busca la forma de llegar con su droga a las
calles norteamericanas, a través de gobiernos no aliados y enemigos de
los Estados Unidos de Norteamérica. Lo quiere hacer a gran escala; ya lo
ha hecho a través de Nicaragua, en la época que este país estuvo en
manos del gobierno sandinista.
Con ayuda de Jorge Avendaño, apodado el 'Cocodrilo', el 'Patrón' llega a
Fidel Castro, en la isla de Cuba. Éste lo conecta con su hermano Raúl y
así se inicia una operación de tráfico de cocaína. Pablo Escobar
conserva la amistad con Fidel Castro, desde su estadía en Nicaragua;
nunca han hablado personalmente, pero sostienen permanente y fluida
comunicación por cartas y terceras personas. La amistad se establece a
través de Álvaro Fayad, el comandante del M-19, e Iván Marino Ospina.
*...El trato se cierra y el 'Cocodrilo' viaja a la isla con un pasaporte
falso, coordina todo en cabeza de Raúl Castro y por espacio de dos años,
trabajan de la siguiente manera:
La droga se empacaba en condones y luego se unían varios preservativos
en paquetes de un kilo, envolviéndolos en bolsas plásticas que eran
selladas con cinta adhesiva. Salía del puerto de Buenaventura navegando
hasta las costas mexicanas, donde era recibida por los socios locales;
inmediatamente llegaba, era subida a aviones con matrícula mexicana y
despachada rumbo a Cuba. Con el apoyo de las autoridades cubanas, los
aviones procedentes de México no tienen problema alguno. Allí, los
militares cubanos, al mando del general Ochoa y el oficial Tony la
Guardia, bajo instrucciones directas de Raúl Castro, se hacían cargo de
la mercancía, custodiándola para posteriormente embarcarla en lanchas
rápidas, tanqueadas con gasolina por cuenta de los cubanos, con destino
a Estados Unidos, entrando por Cayo Hueso. Las lanchas iban y venían
varias veces durante esas jornadas. Ya en costas estadounidenses, la
droga era recibida por el 'Mugre', quien con su gente la trasladaba a
varias caletas, situadas en Kendall, Boca Ratón y el mismo Cayo Hueso.
Estas caletas eran casas residenciales, en donde se perforaba el terreno
y, en tubos de PVC, para que no se humedeciera la cocaína, se enterraba
la droga, esperando a ser distribuida en pequeñas cantidades a los
minoristas, para ser comercializada en todo Estados Unidos. Cada caleta
tenía capacidad de almacenamiento de hasta 2.000 kilos.
Los cubanos reciben 2.000 dólares por cada kilo de droga transportada y
200 dólares por cada kilo custodiado. La tajada de la mafia en México,
por el uso de su infraestructura, como puente a la isla, oscila entre
1.500 y 2.000 dólares por cada kilo, dependiendo de la importancia del
embarque. La cercanía entre México y la isla cubana da margen para
transportar más cantidades de cocaína y gastar menos combustible. Pablo
estaba feliz con esta ruta. Decía que era un placer hacer negocios con
Raúl Castro, pues era un hombre serio y emprendedor.
Esta ruta llenó las arcas del 'Patrón', quien se encontraba ilíquido al
comenzar negocios con los cubanos, pues la guerra con el Estado
colombiano le había demandado muchos recursos. En cada envío, hacia
Cuba, por avión, se cargaba un promedio de 10.000 a 12.000 kilos.
Durante este operativo y en varias oportunidades, los dos enlaces
cubanos el capitán Jorge Martínez Valdés y el oficial Amado Padrón
viajaron a Medellín; los movíamos con documentos falsos y para no llamar
la atención, por su acento, se los hacía pasar por costeños. Los viajes
y la atención de éstos en Colombia estaban totalmente a cargo del 'Cocodrilo'.
Al comienzo de los negocios con los cubanos, los mexicanos se mostraron
reacios a incluirlos, alegando que ellos querían cobrar mucho por
participar. Pablo se impuso, pues de antaño, simpatizaba con la causa de
la revolución y quería apoyar a Fidel.
Los dólares producto de la venta de esta droga en Estados Unidos,
llegaban a manos llenas, camuflados en electrodomésticos, que ingresaban
a Colombia ante la mirada complaciente de algunos funcionarios de la
aduana, al servicio de Escobar. Desde allí, se repartía su participación
a los socios mexicanos y cubanos.
La ruta cayó cuando se destapó todo el escándalo, al caer un gran
cargamento decomisado por la DEA, proveniente de Cuba, y varios cubanos
detenidos confesaron delatando la operación. La investigación lleva a la
DEA hacia el cartel de Medellín y al gobierno cubano. El 'Cocodrilo'
sale de Cuba rumbo a Colombia. La investigación llega hasta las más
altas esferas del gobierno norteamericano. El tráfico es a gran escala y
alegan que es imposible que los funcionarios de la isla no lo supieran.
Esto pone al gobierno de Cuba en la mira de sus más encarnizados
enemigos, los norteamericanos. Mucha cocaína quedó enterrada en suelo
cubano.
Fidel Castro no se queda con los brazos cruzados y ordena una farsa de
investigación, para de esta forma protegerse él y de paso, a su hermano
Raúl. En la isla, se anuncia con bombos y platillos a los medios de
comunicación, que "la Revolución Cubana fue penetrada por el
narcotráfico, en manos de unos apátridas y malos hijos, enquistados en
el ejército revolucionario". Se acusa al general Arnaldo Ochoa y 11
personas más; en tiempo récord, el general es fusilado con sus más
cercanos colaboradores, creyendo que con esto tapaban el sol con un dedo.
Ante la comunidad internacional, el gobierno cubano cree haber puesto
una cortina de humo al escándalo. Sin embargo, frente a los
norteamericanos, la cosa es a otro precio. Me cuenta Pablo Escobar que,
en un computador de la CIA y en las oficinas del Pentágono, duerme el
caso. Pero no ha muerto, simplemente lo tienen archivado con el sellito
de "información clasificada".
Después de ese suceso, las comunicaciones entre Fidel Castro y Pablo
Escobar tuvieron que silenciarse. No obstante, Pablo propuso a los
militares cubanos canjear armas de fabricación rusa por droga, pero éste
negocio nunca se concretó.
Fuente:
La Nueva Cuba
Agosto 15, 2005
Revista Semana Terra
Bogotá, Colombia
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