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Carta abierta del Cmte.
Huber Matos a la Unión Europea.
Casi al mismo tiempo que los discursos y pronunciamientos oficiales
denunciaban el genocidio perpetrado en Europa contra la población
judía hace seis décadas, la Unión Europea (UE) daba una bofetada a
los cubanos demócratas. Suspender las sanciones diplomáticas que
decretaron el 5 de junio de 2003 contra la tiranía de Castro es
brindar una victoria a su dictadura. Esas sanciones fueron una
condena al régimen castrista por el encarcelamiento injustificado de
setenta y cinco opositores pacíficos y el fusilamiento de tres
jóvenes cubanos. A su vez fueron un importante acto de solidaridad
con la oposición democrática cubana, en particular con la disidencia
en la isla, ya que la UE anunció públicamente que ellos serían
invitados a las recepciones oficiales de sus embajadas en La Habana
como parte de la nueva política. El simbolismo de esas invitaciones
era demasiado peligroso para el régimen castrista. Ahora, al ceder
ante la tiranía, suspendiendo las sanciones y excluyendo a los
disidentes de sus actos oficiales, la UE ha favorecido a Castro en
perjuicio de la democratización de Cuba. Vaclav Havel expresó con
toda claridad que, con esta decisión, la UE no ha encontrado una
mejor forma de deshonrar los nobles ideales de libertad, igualdad y
derechos humanos que defiende y ratifica en su carta constitucional.
Creemos que Vaclav Havel tiene toda la razón, pero además la UE
parece olvidar que tiene una deuda pendiente con el pueblo cubano.
La mayoría de los países de Europa que hoy conforman la UE han
mantenido una estrecha relación con la dictadura castrista durante
cuarenta años. Se han opuesto al embargo de los Estados Unidos con
algo más que palabras porque han hecho y siguen haciendo grandes
negocios con esa tiranía. Le han facilitado financiamiento a un
régimen que viola los derechos humanos, y en muchas ocasiones lo han
beneficiado con programas de ayuda y cooperación. Desde la
desaparición de la Unión Soviética, el principal sustentador
económico del castrismo es su intercambio comercial con la UE. La
principal fuente de divisas del régimen es el turismo europeo y el
canadiense. Canadá es otro socio fraterno del tirano. Al negociar
con la dictadura, la fortalecen y se convierten en sus cómplices.
Sin la relación económica incondicional que sostienen con la tiranía
de Castro, serían mayores las posibilidades de una transición
pacífica a mediano plazo en Cuba. La UE ha sustituido a la Unión
Soviética como el principal aliado comercial, con todas las
implicaciones políticas y morales del caso.
Por estas razones las sanciones diplomáticas de junio de 2003 eran
tan importantes. El tirano comprendió que, si la UE comenzaba a
exigir respeto a los derechos humanos en Cuba como el primer paso
hacia una apertura del sistema, sus días estaban contados. O cedía a
las presiones de sus principales socios comerciales o se arriesgaba
a perderlos y a quedarse sin su cordón umbilical. Además, su
gobierno quedaría peligrosamente aislado en el mundo. Por eso empleó
su táctica preferida de guapetón de barrio y suspendió el diálogo
con los embajadores en La Habana. Al final los hizo ceder sin tener
que negociar nada con ellos.
La UE ha tomado una decisión dañina para los demócratas cubanos y no
menos perjudicial para sí misma. Para cubrir las apariencias se
pueden hacer declaraciones inconsecuentes, como establecer más
contactos con la oposición y preocuparse públicamente por los presos
políticos, de los que Castro les puede suplir una cantidad
considerable de manera permanente. Pero para el pueblo cubano y para
los que luchamos por sus derechos, los países europeos son cómplices
de la tiranía. Si hace cinco décadas eran los Estados Unidos quienes
apoyaban con su comercio y sus relaciones a la dictadura de Batista,
la UE está desempeñado una función similar con la tiranía de Castro.
De esa responsabilidad solamente los puede librar una política
coherente con los principios que ustedes defienden. Por consiguiente,
no les queda otra opción que advertir al gobierno castrista que el
flujo de turismo de sus países a la isla y los demás rubros de
comercio con la UE solo puede continuar si: 1) En Cuba se respetan
los derechos humanos definidos en la Declaración Universal de los
Derechos Humanos de la ONU. 2) Se anula la pena de muerte. 3) Se
pone en libertad a todos los presos de conciencia. 4) Se da paso a
un gobierno de transición que viabilice el pleno establecimiento del
sistema democrático.
Huber Matos Benítez
Secretario General
Cuba Independiente y Democrática (El CID)
Miami, Febrero 2 de 2005
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