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Posted on Fri, Oct. 24, 2003
El Senado aprueba eliminar las
restricciones para viajar a Cuba
RUI FERREIRA
El Nuevo Herald
En desafío a la amenaza de veto del presidente George W. Bush, el Senado
federal aprobó ayer eliminar las restricciones a las viajes de
estadounidenses a Cuba, lo cual constituye una sonada victoria para
quienes se oponen al embargo a la isla comunista.
Por votación de 59-36, el Senado decidió denegar los fondos destinados a
hacer cumplir la prohibición de viajar a Cuba impuesta hace 40 años. El
voto de la cámara alta complementa otra similar adoptada por la cámara
baja en septiembre pasado.
''Aislarnos del pueblo de Cuba no sirve a los intereses de Estados
Unidos. La actual política estadounidense coloca a nuestros campesinos,
trabajadores y compañías en una desventaja competitiva internacional'',
dijo el senador republicano por Nebraska, Chuck Hagel.
Sin embargo, para quienes defienden que los viajes a Cuba son una fuente
de dólares que ayudan a un ''régimen desesperado y represivo'', ``ayer
fue un día triste para la guerra contra el terrorismo''.
''A esta coalición de intereses que está luchando por abrirle los
dólares a Castro no le interesan ni las violaciones de derechos humanos
ni el peligro que Cuba representa para la seguridad nacional de Estados
Unidos'', dijo el representante por la Florida Lincoln Díaz-Balart.
''Es una coalición que tiene su agenda, y no le interesa nada más que
hacer negocios con un Castro fortalecido'', añadió el congresista, quien
manifestó su esperanza de que el liderazgo republicano del Capitolio
logre sacar la enmienda en el comité de reglamento.
''Por suerte tenemos en la Casa Blanca tenemos un presidente que
entiende la importancia de no ayudar a este dictador pese a los intentos
de estas personas que se le han vendido'', añadió su hermano, el también
legislador, Mario Díaz-Balart.
La Casa Blanca ha manifestado firmemente su intención de vetar cualquier
iniciativa en ese sentido. En una declaración emitida después del voto
del Senado, dijo que las restricciones ayudan a cortar actividades ``que
proporcionan recursos económicos al régimen de Fidel Castro a la par que
no hace nada para ayudar al pueblo cubano''.
De hecho, Bush anunció hace dos semanas varias medidas para endurecer su
política hacia La Habana, incluido un aumento de los 20,000 visados
entregados cada año a los cubanos y una aplicación más dura de las
restricciones ya existentes para viajar a la isla.
El veto pudiera crear una grave crisis entre las dos ramas del gobierno,
porque la enmienda está integrada en el presupuesto de los departamentos
de Transportes y del Tesoro, el cual incluye un aumento de salario de
representantes y senadores.
Desde hace cuatro años, miembros de las dos cámaras que favorecen las
visitas de estadounidenses a Cuba intentan que se apruebe la eliminación
de las restricciones de los viajes a la isla. Pero nunca habían logrado
su propósito final, porque los proyectos eran diferentes y nunca
lograban conciliarlos en un texto único para que la Casa Blanca lo
aprobara.
Este año fue diferente. Los dos textos son iguales, y legisladores que
se oponen a la medida admiten en privado que el proyecto pudiera
terminar sobre la mesa del Presidente.
El senador Byron Dorgan, demócrata por Dakota del Norte y autor de una
de las dos enmiendas promotoras del levantamiento de las restricciones,
añadió que en el plenario ``no es constructivo para nada intentar de
castigar a Fidel Castro imponiendo límites al derecho de los
estadounidenses a viajar''.
En 1977, el presidente Jimmy Carter autorizó los viajes de
estadounidenses a la isla, pero ulteriormente esa decisión fue revocada
durante la administración de Ronald Reagan.
A fines de la década pasada, varios legisladores iniciaron esfuerzos
para terminar con las restricciones. Paulatinamente, los partidarios de
medidas más duras hacia Castro han visto sus fuerzas reducirse, hasta
que el 9 de septiembre pasado la Cámara aprobó 227-188 una enmienda
presentada por el congresista republicano por Arizona, Jeff Flake, quien
impulsó la que el Senado aprobó ayer.
El Departamento del Tesoro estima que unos 160,000 estadounidenses, la
mitad de ellos cubanoamericanos que visitan a sus familiares, viajaron
el año pasado a Cuba de manera legal. Aparte de éstos, sólo algunas
categorías de viajeros, como periodistas, congresistas y empresarios,
pueden viajar legalmente a la isla.
Pero otras decenas de miles visitan anualmente la isla de manera ilegal,
viajando desde terceros países, como México, Canadá y Jamaica, burlando
la prohibición de gastar dólares en Cuba y arriesgándose a ser multados
o encarcelados.
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