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Iraq, una tarea de la cual enorgullecerse
Por Andrew S. Natsios*

La última vez que estuve en Iraq me reuní con una delegación de
estudiantes graduados en las mejores universidades de Bagdad. A las dos
horas de haberse iniciado la conversación, uno de los estudiantes me dijo
algo extraordinario. Hizo la comparación entre nosotros como "los
doctores" e Iraq como el "paciente" que necesitaba una operación
quirúrgica radical. "Ustedes, los estadounidenses, han comenzado la
operación. Estamos en la mesa de operaciones. Ahora no pueden irse. Tienen
que terminarla", argumentó.

Le hice saber que Estados Unidos estaba comprometido a restaurar la salud
de Iraq, y que se quedaría durante todo el período de convalescencia.

Como titular de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo
Internacional (USAID), la agencia que está al frente de todas las tareas
de reconstrucción, permítanme hacer un balance de todo lo que hemos hecho
en el primer año.

A USAID se le encomendaron dos tareas esenciales: la ayuda humanitaria y
la reconstrucción. Generalmente lleva meses pasar de la fase humanitaria a
la de reconstrucción en una intervención. Nos propusimos aplicar las dos
al mismo tiempo. La cuidadosa planificación y coordinación entre las
agencias dio resultados. Colaboramos estrechamente con las unidades
militares encargadas de asuntos civiles, con varios contratistas decisivos
y grupos privados de ayuda, para eliminar la crisis humanitaria tan
ampliamente pronosticada para luego de la liberación.

Avanzamos hacia la reconstrucción casi ininterrumpidamente. Las
necesidades eran enormes:

-- Nuestra primera prioridad era el agua, los servicios sanitarios, la
salubridad pública, los servicios esenciales y la infraestructura. Amplias
zonas del país -- en especial en el sur, de mayoría shiíta -- estaban en
ruinas. En el sur no se había construido infraestructura durante más de
una década, y se había hecho muy poco mantenimiento básico.

-- El drenaje de las marismas del sur fue una catástrofe ecológica y
humanitaria, que provocó la muerte y el exilio de cientos de miles de
personas, destruyó un sistema natural único de filtración de agua, la
industria pesquera y las recuas de búfalos acuáticos que proveen productos
lácteos en el sur.

-- Cada indicador estadístico sobre el bienestar individual cayó
drásticamente en los años finales del régimen de Saddam. Los datos sobre
mortalidad infantil y materna, alfabetización femenina, ingresos
familiares, esperanza de vida, consumo de calorías, todos apuntban
negativamente.

Hasta el momento hemos gastado más de 3.000 millones de dólares -- un
nivel de compromiso no visto desde el final de la Segunda Guerra Mundial y
el Plan Marshall, referencias a las que la USAID remonta sus orígenes.

¿Nuestros logros?

-- Hemos reconstruido ocho plantas generadoras de energía eléctrica y
estamos instalando otras tres nuevas. También vamos cambiando torres,
tendiendo cables, reconstruyendo líneas e instalando nuevos generadores.

-- Hemos desempeñado un papel decisivo en reparar los sistemas de
transporte y comunicación en Iraq. Entre otras, cosas hemos reparado el
aeropuerto de Bagdad y el puerto de aguas profundas de Iraq. Hemos
reconstruido puentes, mejorado el servicio ferroviario y reparado la red
de fibra óptica.

-- Esperamos que la mortalidad infantil y las enfermedades transmitidas
por el agua bajen radicalmente como resultado de nuestro compromiso de
reparar y rehabilitar los sistemas de agua y alcantarillado en todo el
territorio del país. Estamos en trámites de vacunar a tres millones de
niños iraquíes. Estamos reequipando 600 clínicas de atención de la salud,
entrenando a médicos y enfermeras y distribuyendo raciones alimenticias
con suplementos de alta proteína a cientos de miles de mujeres embarazadas
y lactantes.

-- La USAID también ha ayudado a descubrir fosas comunes donde están
enterradas por lo menos 400.000 víctimas de las campañas de genocidio
emprendidas por Saddam. Otras cientos de miles de víctimas, incluyendo
cantidades desconocidas de niños, perecieron por la negligencia
deliberada, la indiferencia y la privación motivada políticamente.

Y estamos ayudando a la Asociación de Derechos Humanos de Iraq a hacer un
inventario de los crímenes masivos que ocurrieron durante el gobierno de
Saddam. Un portavoz del grupo lo describió muy bien cuando dijo que lo que
Iraq necesita, más que cualquier otra cosa, "no son técnicos ni
ingenieros", sino alguien "que reconstruya nuestras almas".

-- Lo que nos lleva a los esfuerzos de la USAID para rehabilitar y
reestructurar el sistema educativo iraquí, de manera que pueda desmantelar
el legado de cuatro décadas de régimen totalitario y pueda sumarse al
mundo civilizado como una nación completamente moderna y productiva.

-- También trabajamos para establecer la democracia en la base popular,
facultando a la mucha gente ilustrada y talentosa de Iraq, hombres y
mujeres que fueron reprimidos y acallados durante el régimen Baathista.

Hemos establecido gobiernos locales en todo el país, para que puedan
prestar los servicios esenciales que un Iraq moderno necesita. Nuestros
esfuerzos han dado resultado, con la formación de consejos en 16
gobernaturas, 78 distritos, 192 ciudades y subdistritos y 392 vecindarios,
que representan el 80 por ciento de la población del país.

Todavía nos queda mucho por hacer, pero todo lo que hasta el momento han
logrado los esforzados trabajadores de la USAID, muchas veces con un
considerable riesgo personal, tiene que ser un motivo de orgullo para cada
estadounidense.

 * (Esta columna, escrita por Andrew S. Natsios, administrador de la Agencia
de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) fue publicada
el 7 de mayo en el diario New York Post y es de dominio público. No hay
restricciones para su publicación)