M.C.U.D.

 

MOVIMIENTO CUBANO UNIDAD DEMOCRÁTICA

"Trabajando juntos por Cuba Libre"

 
M.C.U.D.
QUIENES SOMOS
OBJETIVOS
INFO CUBA
OPOSICION
DOCUMENTOS
CUBA EN FOTOS
ARCHIVOS
EVENTOS
DONACIONES
ENLACES

 

 
 
Artículos


Hablemos de racismo (3ª Parte).
Por Miguel A. García Puñales.

¿Qué hacer?

La tercera conclusión a la que se llegó en el Congreso citado con anterioridad, expresaba; - Para su extinción (del racismo) se necesitan vías educativas también específicas.

Ese es un punto con el que no discrepo, pero del que sería fácil hacerlo en dependencia de las precisiones de forma, si a tal punto se hubiese llegado en la discusión.

Todos damos por sentado que las vías educativas constituyen al menos en teoría, la forma idónea de modificar conductas sociales; sin olvidar que absolutamente todas las formas de comportamiento de la sociedad pasan inexcusablemente por la actitud individual.

¿Cómo instrumentar un programa educativo en el ámbito nacional de eliminación de actitudes excluyentes?

Que quede claro que digo excluyentes y no racistas por cuanto es imposible la supresión de manifestaciones de discriminación racial si esta supresión no está inserta en una actitud social de no-exclusión a minorías de cualquier tipo.

No se puede educar a un pueblo en sólo un segmento de tolerancia. No se puede educar enseñando el respeto y la tolerancia selectivas, no se puede educar allí donde no exista un conocimiento profundo de las magnitudes de los problemas y donde no existan las herramientas sociales para abordarlos.

Volvemos entonces a la conclusión segunda, el imperio de la ley. Difícil tema por cuanto legislar a nivel de detalle en actitudes sociales no parecería complejo si las leyes no tuvieran por necesidad que expresarse a través de códigos de aplicación casuística.

En algunas naciones que han confrontado problemas similares –y digo sólo similares- de discriminación racial, se han adoptado medidas legales copia lejana de las cuales parecen ser las nuevas disposiciones de gobierno de Cuba y a las cuales nos referiremos, hablo de la discriminación positiva.

El jueves 13 de febrero de 2003 un despacho de prensa del corresponsal de la BBC en La Habana, abordaba el tema de la discriminación racial, la situación de marginalidad y las medidas adoptadas por el gobierno cubano. Entre estas se hace referencia a “... Estos planes han beneficiado fundamentalmente a los jóvenes negros, que combinando esta vía con el trabajo en la educación o la seguridad social se aseguran los estudios superiores sin pruebas de ingreso...”. Evidentemente se adoptan criterios de discriminación positiva... sólo que aparentemente.
Me permito comentar lo de aparente antes de abordar de forma breve las diferentes experiencias foráneas que privilegian a determinados estamentos sociales con el fin de eliminar su condición de excluidos.
Digo aparente porque en medio de esta campaña no sólo han logrado simular que el problema de la discriminación racial recae sólo sobre un segmento de la población, desentendiéndose como estado de su política excluyente, -obteniendo de paso hasta las alabanzas de algunos sectores de la oposición interna- sino que además dirige esa masa juvenil hacia dos sectores en crisis -para nada vinculados a las áreas emergentes de la economía- y en los que siempre ha tenido el gobierno dificultades para formar técnicos y profesionales; el sector educacional y los servicios de Seguridad Social.

Para los que no conozcan el tema debemos aclarar que el despacho de la BBC, se está refiriendo evidentemente a los Cursos Emergentes de Formación de Profesores y a las Escuelas Formadoras de Técnicos en Trabajo Social. Ambos con sistemas de continuidad de estudios superiores en los CPT, -es decir Cursos para Trabajadores-, que nunca han requerido pruebas de ingreso.

Los cursos de formación emergente de maestros y profesores son de vieja práctica en el actual sistema educativo cubano, lo relativamente nuevo son los cursos masivos para trabajadores sociales, cuyos lejanos ecos comenzaron allá por 1989; cuando en la Reunión Nacional del Médico de Familia, la dirección de Trabajo Social del MINSAP cubano, se empeñó en reproducir el esquema del médico y la enfermera de familia, es decir, el Trabajador Social de la Familia.

Algo así como “tu bodega, tu farmacia, tu hospital, tu jefe de sector policial, tu médico, tu enfermera, tu trabajador social”, etc. Técnicamente se denomina Sectorialización de los controles sociales.

En 1997, sólo haciendo uso de los mecanismos de control de la sectorialización se pudo aplicar en un consultorio del médico de familia de Ciudad de la Habana un Estudio de Funcionalidad Familiar, -sin necesidad de autorización por parte de las familias estudiadas-, mediante el simple procedimiento de casar las fichas médicas, sociales y policiales de la muestra seleccionada.
Puro marketing, “formarán a miles de jóvenes como profesores de enseñanza media en tiempo record”. La versión anterior de esta campaña en los años sesenta y setenta permitió la formación de profesores con una duración máxima de nueve meses de estudios. La formación de técnicos en el área de Trabajo Social es inimaginable, ¿Podrá calcular alguien para qué servirán miles de trabajadores sociales sin las infraestructuras pertinentes?

No obstante llegado el momento, si interesa podrán aplicarse a conveniencia los principios de la discriminación selectiva. Ya se anuncia la creación de centros universitarios hasta el nivel municipal. No bastan las experiencias de las masificaciones imposibles llevadas a efecto con anterioridad.

Los profesores universitarios no se fabrican cual churros y sólo es posible extender hasta ese nivel la enseñanza superior a costa de la calidad, logrando egresados con perfiles cada vez más bajos, para luego fomentar la insatisfacción laboral al no poder garantizar un empleo acorde a la titulación formal y lo que es peor, situando a ese egresado en condiciones claras de desventaja con otros profesionales, estos sí formados en instituciones de educación superior con claustros acordes al nivel y tipo de enseñanza. Es decir una forma simple de encubrir la exclusión real.
En otra parte del despacho de la BBC se hace referencia expresamente a la prioridad dada por el estado a los ciudadanos de la raza negra para su ingreso en las “universidades municipales”. En noticia mucho más reciente los despachos reportan la promoción de Esteban Lazo a la dirección del aparato ideológico y de propaganda del gobierno. Toda una campaña de lavado de imagen, de cara al exterior, pero sobre todo de cara a la población negra de la Isla y por extensión a una parte de la población mestiza.

Sin embargo la aplicación consecuente de la discriminación positiva, -con sus luces y sombras-, transcurre por otros derroteros.
Los fundamentos teóricos y la aplicación práctica de esta tendencia sociológica han tenido sus raíces en los Estados Unidos. Fue la consecuencia lógica al comprobarse la insuficiencia de las garantías legales, el apoyo financiero y la información como vía práctica para la eliminación de la exclusión de determinados segmentos sociales.

La aplicación social de lo que fue llamado acción afirmativa tuvo su mayor garante en los tribunales americanos que velaban por el cumplimiento de determinadas cuotas de participación de minorías raciales en los beneficios de la competencia social. Los ojos del mundo se volvieron entonces hacia la nación americana como un modelo a seguir, justo cuando el modelo comenzaba a dar signos importantes de agotamiento.

Las naciones europeas, inmersas en viejos y nuevos problemas de exclusiones sociales, no sólo raciales, sino religiosos y culturales siguieron con especial interés estos signos de agotamiento del sistema que comenzaba a sentar precedentes legales de justicia invertida. Por lo que entre los principales analistas del sistema comienza a plantearse la necesidad de legislar cláusulas de vigencia de tales políticas.

Por tanto extrapolar a una hipotética Cuba, -bajo condiciones democráticas- sistemas de discriminaciones positivas sin estudios fundamentados, puede ser un error que produzca nuevas contradicciones. Trataré de explicar este punto de vista.

El primer problema que enfrentarán los gobiernos democráticos en Cuba, sobre todo en una fase de transición, será que al tomar decisiones estarán motivados -al menos en los primeros tiempos- por la solución de conflictos perentorios de la población.
Carentes de una estructura consolidada por la práctica democrática en el tiempo, se deberá andar con pies de plomo para no legislar de forma emergente medidas de corte populista que en la práctica no reflejen ni las verdaderas condiciones ni las necesidades reales del país y por tanto de las minorías en exclusión. Ante todo porque en la situación actual de la nación, la exclusión social reviste características masivas.

Absolutamente todos los partidos políticos y las estructuras de gobierno de los estados democráticos con un mínimo de desarrollo, cuentan con thing tanks establecidos y con experiencia en el diagnóstico y evaluación de las muy diferentes realidades sociales.
La visión esquemática de asuntos complejos analizados empíricamente y en el ámbito de especulaciones filosóficas puede llevar a un callejón sin salida.

Algunas modelaciones contemporáneas aplicadas por occidente en diferentes entornos complejos, parecen arrojar resultados mínimamente satisfactorios, ya que en términos de sociedad no es posible esperar resultados de ciencias exactas.
Las técnicas de cubismo social en las corrientes contemporáneas de sociología aplicada no permiten la interpretación unívoca o biunívoca de tan complejo problema, tal y como se refleja en la mayor parte de los abordajes que sobre el tema se han efectuado por el común de los analistas del tema que hoy tratamos.

La mayor parte de los estudios consultados, abordan preferentemente el fondo histórico del problema, algunos lo combinan tímidamente con elementos psicoculturales, otros con muy elementales datos demográficos y los menos con el factor económico. Ya he señalado en otra parte de este ensayo las dificultades para poder disponer de los datos necesarios para ello.

En un por ciento abrumador de los casos ni siquiera nos estamos refiriendo a estudios o investigaciones propiamente dichos sino mas bien a artículos de opinión que abordan más la óptica política o histórica, casi siempre desde la visión de un analista heurístico.
Urge por tanto el desarrollo y compilación de investigaciones que nos permitan un diagnóstico múltiple del problema con propuestas concretas de solución en el tiempo.

Un enfoque por modelación de cubismo social, necesitaría abordar el asunto desde seis parámetros diferentes, aclarando que en algunos de ellos se hace imposible sin el acceso real a los datos de la población. Se precisaría correlacionar las siguientes áreas de la realidad social;

- Fondo histórico del problema
- Pertinencias grupales en la conciencia y las instituciones religiosas.
- Trasfondo psicocultural
- Viabilidad de las instituciones políticas y asociaciones particulares.
- Datos demográficos reales.
- Fondo económico del problema (relaciones de propiedad, ingresos, capacidad de ahorro etc.)

De lo contrario podremos aprobar políticas que no se correspondan con la realidad. Situaré ejemplos;
- La mayor parte de las quejas se refieren a la exclusión de las estructuras de poder y de la nueva economía. ¿Qué estamos reclamando, participar del aparato del estado coactor y excluyente? ¿Tener acceso a las áreas donde mayor depredación se ejerce de la riqueza de la nación?. Evidentemente no es con cuotas de complicidad con el estado totalitario que se suprimirán las políticas de exclusión. ¿O bastaría sólo con eso?, Es probable que para algunos beneficiarios sí, no para la masa de población en condición marginal.

- ¿Se adoptarían de inmediato cuotas, según pertinencia racial, para las diferentes capas excluidas?. De ser así, ¿Parecería lógico limitar la participación de los cubanos de raza negra o mestiza en aquellas áreas donde hoy son mayoría?. Áreas que por demás siempre han representado privilegios evidentes sobre el resto de la población en viajes al exterior, obtención de viviendas sin participar en las consabidas micro brigadas, electrodomésticos etc.; de los equipos de deportistas estoy hablando.

Evidentemente en elementos como esos radican las limitaciones de la discriminación positiva, que según el prestigioso analista Ralf Dharendorf, a día de hoy mueven a tres dudas razonables;
Primera: La creación de preceptos de justicia invertida, donde ciudadanos con mejores cualidades para determinadas actividades (estudios, deportes, plazas laborales etc.) sean discriminados en virtud de cuotas previamente establecidas. Tal y como han sentado precedentes legales vistos por los tribunales americanos. Con lo que un criterio de igualdad concebida para una situación y etapas concretas se torna el contrario de la excelencia en la actividad.

Segunda: Nos lleva a la pregunta sobre si la representación “igual” –por cuotas proporcionales al índice demográfico- en todos los órdenes y áreas sociales es necesaria e incluso beneficiosa para los segmentos excluidos.

Tercero: Casi siempre llevan a segmentaciones rígidas, pues una vez legisladas sus privilegios son exigidos por los grupos beneficiados, aún cuando el origen del problema haya desaparecido. Es el caso conocido, por ejemplo de las ayudas a determinados grupos, que instrumentan simulaciones difícilmente verificables.

Por tanto el problema es mucho más complejo y por supuesto las medidas, incluso generales para su eliminación, superan con creces las conclusiones de la mesa redonda a la que he estado haciendo referencia a todo lo largo de este ensayo.

Su primera conclusión; -Existe racismo en Cuba, pues claro que sí, pero sus manifestaciones aunque igualmente irritantes y degradantes a la condición humana, ni alcanzan las cotas ni las manifestaciones concretas del racismo en otros entornos, pues la exclusión y la marginalidad alcanzaron a casi todas las capas y clases de la sociedad, por la vía de nuevos raseros.

En los distintos sustratos de exclusión de la Isla, evidentemente el primer rasero es el político y mientras no se logre el establecimiento de un estado de derecho que permita la adopción de un complejo de acciones sociales destinadas a la eliminación de las exclusiones -y de los excluidos-, sólo se logrará denunciar la realidad y por supuesto en el mejor de los casos lograr que esta se mimetice por el estado o que este endilgue responsabilidades a otros.
El auge de los delitos, evidentemente tiene vinculación directa con la cada vez más caótica situación de las grandes masas marginales. En nuestra propia historia existen similitudes que no son despreciables.

El 16 de junio de 1819, con la promulgación de Real Decreto que legalizó la propiedad de la tierra, -sentando las bases para la acumulación de capital criollo- se traspasó a manos de oligarcas lo que sólo disfrutaban teóricamente en régimen de usufructo y se desposeyó de medios de vida a los campesinos pobres que históricamente la trabajaron.

Todos los autores coinciden en que el auge del bandolerismo en la Isla en la década de 1820, estuvo relacionada con este hecho, así como la aparición del “cazador de bandidos”, versión novísima del “rancheador” de cimarrones. De la inteligencia de los cubanos depende que no se produzca un continuismo que lleve a la “legalización” de las depredaciones, porque entonces por igual blancos y negros sufriremos la persecución del nuevo Domingo Armona, no en balde, cazador de bandidos y rancheador fueron interpretados en las pantallas cubanas por el mismo actor.
Enrique José Varona, en un imprescindible ensayo sociológico sobre el bandolerismo en la Isla de Cuba, señaló;

“...la población atraída por las aglomeraciones urbanas se ha hecho más densa, las razas y las clases han pasado sin contraste unas sobre otras, confundiendo en igual servidumbre a cuantos estaban por debajo. El guajiro y el isleño, han sido tan esclavos como el negro. El veguero es un siervo adscrito a la gleba. Trabaja sin remisión ni esperanza para el bodeguero que lo estafa y para el marquista que lo explota...”

Todavía está por cumplirse el mandato de Martí; Una nación con todos y para el bien de todos.