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Artículos
En América Latina votar no es suficiente.
Por Pedro Corzo*.
Durante décadas los sectores democráticos han defendido el acto de
elegir como el punto culminante de todo proceso democrático, y aunque es
una realidad que el ejercicio del derecho al voto es relevante e
insustituible, los últimos acontecimientos que han tenido lugar en
nuestro hemisferio demuestran que hace falta mucho mas que unos comicios
pluralistas, universales y secretos para lograr una sociedad estable y
en progreso.
En varios países de América Latina se han realizado prácticas
electorales legítimas, ajustadas a las reglas del juego democrático sin
embargo, los resultados no siempre fueron respetados por los sectores de
la sociedad que participaron en el acto electoral.
Minorías técnicas, califiquémoslas así por la alta abstención electoral
que tiene lugar en muchos países, insatisfechas con los resultados y
conducidas eficientemente por sus lideres, lograron desestabilizar hasta
el derrocamiento a gobiernos que habían sido elegidos democráticamente.
Lo ocurrido en Argentina durante el gobierno de Fernando de la Rúa,
2001, Gonzalo Sánchez de Losada, 2003, en Bolivia, y en Ecuador con
Lucio Gutiérrez, 2005, son ejemplos de lo inestable que es el fiel de la
Democracia en el continente.
En ocasiones el nuevo poder, producto de elecciones o consecuencia de la
desestabilización, no acepta la pluralidad que debe existir en una
sociedad democrática. Tampoco respeta aquellos sectores de la sociedad
que no se avienen con sus planes y en consecuencia procura establecer
nuevas reglas que solo garantizan más autoridad, y le aseguran una
permanencia indefinida en el poder.
En otros países el gobierno elegido por mayoría popular ha perdido
legitimidad porque el mandato ha evolucionado al autoritarismo, al
control de los poderes públicos. La separación de poderes se convierte
en ficción las libertades públicas están constantemente amenazadas, y la
práctica de un derecho natural es considerada un privilegio que en
cualquier momento puede ser suprimido. Muchos de los actos de gobierno
del presidente Hugo Chávez, Venezuela, son la expresión mas genuina de
como un gobierno elegido democráticamente puede evolucionar hacia
practicas autoritarias.
Los que detentan el poder como consecuencia de la desestabilización
tienden a imponer condiciones que niegan oportunidades y derechos a los
demás. Los que lo asumen por el voto popular, sino tienen una clara
conciencia del estado derecho, pueden repetir el mismo modelo
autoritario imponiendo un nuevo poder que no respeta los sectores de la
sociedad que no se avienen con sus planes. Establecer nuevas reglas que
solo garantizan mayor autoridad y que aseguran una permanencia
indefinida en el poder, son los aspectos más relevantes de su mandato.
Un primer paso de estos sectores es legitimar el Gobierno con una nueva
carta magna. Elaborar una constitución a imagen y semejanza del
Conductor es fundamental para el futuro. Por lo regular tienden a
respetar la Teoría del Derecho Moderno, a la vez que tratan de imponer
mecanismos de control que en la práctica la anule. Esto es lo que se
propone el presidente de Bolivia, Evo Morales, al promover una nueva
constitución y establecer un estado de derecho afín a su proyecto
político que le facilitaría las herramientas legales para actuar a
conveniencia.
Parte importante de este complejo proceso es desacreditar las
instituciones y personalidades que son independientes del Proyecto. Las
primeras son las organizaciones políticas, después aquellas
instituciones de la sociedad civil de carácter sindical o profesional.
De inmediato se pone en duda la integridad ética de los sectores
eclesiales y se cuestionan los intereses empresariales, todo esto junto
a la demonización del pasado y la edificación de uno sobre el que se
pueda sostenerse el presente y el futuro prometido.
Por otra parte internacionalizar el Proceso, ya sea procurando alianzas
con sus iguales en otros países, estén o no en el gobierno, fabricarse
enemigos externos, es parte importante del proyecto. Es por eso que la
internacionalización tiene por lo menos dos expresiones:
A.- Un aspecto es la defensa de la Nación de la ingerencia extranjera.
Identificar un enemigo en el exterior que reúna una serie de condiciones
es de suma importancia, particularmente si es un país poderoso. También
lo es asociar a los sectores de la oposición real o potencial, con el
enemigo externo. El nacionalismo extremo no aporta legalidad pero si
legitimidad, es un demostrar de que el Pueblo esta con el Poder porque
el poder lo interpreta a plenitud.
B.- Generar situaciones de crisis y promover la desestabilización en los
países vecinos no aliados es una práctica constante. Ejercer influencias,
participar en eventos y promover alianzas favorece la imagen de que se
conduce un país influyente con un gran peso político en los asuntos
internacionales.
La clientela política en el exterior es elemento básico de la Propuesta.
La procura de aliados, de partidarios extranjeros, identificados con el
Proyecto Nacional favorece una imagen positiva de grandeza que asocia
indisolublemente a la Nación y al Líder. Hay que tener presente que
estos proyectos son expansionistas, con una visión imperial de su misión
y que es muy difícil mantenerse ajeno al mismo.
Otro aspecto a tener en cuenta es la auto desestabilización. Se inventan
conspiraciones, atentados personales. Se hace referencia a factores en
el exterior que auspician aventuras militaristas o subversivas. Ante
estas amenazas la represión es inevitable. Hay que actuar punitivamente
porque la existencia de la Nación, la Nación y el Proyecto tienen el
mismo valor, esta en peligro.
Por lo anterior es necesario difundir la importancia de un Estado de
Derecho y que el Estado de Derecho es un concepto político, jurídico y
moral en el que la autoridad del gobierno sólo puede ejecutarse
siguiendo normas escritas y acordadas libremente por la mayoría
ciudadana, que en un Estado de Derecho el gobierno tiene que responder
ante una base legal que representa los deberes y derechos de sus
ciudadanos.
La concentración de Poderes en un individuo o en una institución niega
el Estado Derecho. El poder del Estado tiene que estar distribuido y
balanceado entre las partes que lo conforman y el ciudadano debe tener,
tanto en la práctica como en la teoría, los mismos derechos que el
Estado.
América Latina, como escribió en una ocasión Eudocio Ravines, es un
continente en erupción. Las crisis se producen con extrema frecuencia y
a veces tienen poca relación pero por lo regular provienen del
Caudillismo, del Iluminismo, de falsos sentimientos de Justicia que solo
originan nuevas victimas y mayor pobreza.
Por todo eso es necesario un respeto ciudadano al Estado de Derecho. Se
precisa seguridad jurídica porque esta nos da la certeza de elegir
periódicamente a nuestros gobernantes y que estos no dispondrán a su
capricho de las prerrogativas del Poder, sino que actuaran con la
certeza que cada cierto tiempo serán juzgados por el Pueblo y por la
Historia, en las elecciones periódicas establecidas previamente.
*Periodista, documentalista, escritor. Ex-preso político en Cuba.
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