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Artículos
Radicales que exigen eclecticismo para su credo
Lázaro González Valdés, ex preso de conciencia
La colisión entre islamistas e incineradores de
copias del Corán confirma la esencia contradictoria del ser humano,
condición que el refranero de Cuba resume con el dicho: “Haz lo que yo
digo, no lo que yo hago”. Por lo general las personas fueron, son y
parece que serán intolerantes con quienes no comparten sus creencias. La
Historia lo demuestra de modo irrefutable sin excepciones de tiempo ni
espacio.
En el ámbito religioso, por ejemplo, los musulmanes piden comprensión
para su doctrina pero en El Corán se formula que “quienes no decidan
según lo que Alá ha revelado, ésos son los infieles” (Sura 5, 44) y en
otra parte del texto se precisa “los infieles son para vosotros un
enemigo declarado” (Sura 4, 101), “y para los infieles tenemos preparado
un castigo humillante” (Sura 4, 151), “les hemos preparado un castigo
doloroso” (Sura 4, 18).
Por su parte La Biblia no se queda atrás y, aunque en Éxodo 20:13 se
advierte “no matarás”, poco después, en Éxodo 22:18, se ordena “a la
hechicera no dejarás que viva”. Mandato que lleva implícito la
posibilidad de matar a una persona por no pensar o actuar del modo
requerido por quienquiera que sea el autor del libro.
Se podrá argumentar en defensa de esos textos que la interpretación
adecuada de los mismos compete de forma exclusiva a los sacerdotes
supremos de las religiones o a expertos en hermenéutica, pero ese
argumento carece de base ante la evidente incitación a la violencia
contenida en las citas anteriores.
En adición vale la pena señalar que en El Corán se condena el robo
cortando la mano del delincuente (Sura 5, 18), en tanto que en La Biblia
se dispuso pena de muerte para las mujeres casadas que tenían sexo con
otro hombre (Deuteronomio 22:22).
Condenas igualmente arbitrarias y crueles también se encuentran en el
escenario de las creencias políticas como se confirma en las injustas
leyes impuestas en Cuba por el partido comunista o en Venezuela por el
gobierno de Hugo Chávez.
La horrible pena establecida en Deuteronomio 22:22 tiene su homóloga en
las leyes iraníes de hoy. De acuerdo a un informe de Amnistía
Internacional “desde 2002, al menos 6 personas han muerto lapidadas en
Irán bajo la acusación de haber cometido adulterio estando casadas” (lea
el informe completo aquí).
Ahora mismo la señora Sakineh Mohammadi, de 43 años, está siendo
torturada para que se autoinculpe la muerte de su esposo no obstante que
fue absuelta de ese cargo según informó su abogado, Mohammad Mostafaei,
quien huyó recientemente a Noruega por el “acoso al que estaba siendo
sometido por parte de las autoridades iraníes”, de acuerdo al mencionado
informe de Amnistía Internacional.
Sakineh Mohammadi está condenada a recibir 198 latigazos antes de ser
apedreada hasta morir, penas que sancionó un tribunal iraní porque la
mujer presuntamente le puso sendos cuernos a su esposo con dos hombres.
El radicalismo de unas personas contra otras -ya sea desde posiciones de
poder político, económico, religioso, social u otro- debe ser erradicado
por cualquier medio posible, y además tipificarse de modo efectivo (no
en papel y tinta solamente) como delito en contra de los derechos
humanos.
Sin embargo, los funcionarios de estados democráticos parecen
preocuparse más por sus intereses electorales (que a veces podría ser
sinónimo de “monetarios”), partidistas, comerciales y diplomáticos, los
que generalmente poco o nada tienen que ver con el bienestar y la
seguridad de los ciudadanos.
Tal es la postura de Barack Obama, de quien la escritora cubana Zoe
Valdés en referencia al caso de la iraní Sakineh Mohammadi ha señalado
acertadamente que “ni el presidente de los Estados Unidos, ni su mujer,
han expresado su desacuerdo con este acto de barbarismo reclamado y
llevado a cabo por los islamistas, y por el Corán”. Paradójicamente el
mandatario norteamericano, ignorando la libertad de expresión, usó todo
el poder de su cargo para coaccionar al pastor Terry Jones a fin de que
éste no quemara copias del Corán en su templo de Gainesville, Estado de
Florida.
Por lo tanto, antes de poner punto final, me uno a lo dicho también por
Zoe Valdés: “Ya sabemos cómo va el mundo, una mierda de cabeza”.
NOTA- Quien desee apoyar a Sakineh Mohammadi puede
hacerlo firmando la petición de Amnistía Internacional en este enlace:
http://www.es.amnesty.org/actua/acciones/iran-lapidacion-mujer/,
para ver si se evita que le den latigazos y pedradas hasta matarla por
haber tenido sexo con quien le dio la gana. Gracias.
*Lázaro González Valdés, Exprisionero político
(conciencia) en Cuba, fue uno de los cinco ejecutivos principales de
Concilio Cubano y fue detenido durante la ola de arrestos que fue causa
parcial de la no celebración del Concilio Cubano en 1996. Actualmente
reside en Miami y continua contribuyendo a la causa de la libertad de
Cuba, dirige la página de Internet Semanario a Fondo, Dirige S.O.S.
Justicia, organización encargada de recoger denuncias de violaciones a
los Derechos Humanos cometidas por el actual sistema comunista en Cuba
para en su momento oportuno tornar dichas denuncias a los tribunales
competentes.
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