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Artículos
Un papel clavado en la yagruma
Por Lázaro González Valdés*, ex preso de
conciencia
El mensaje del cardenal Ortega y sus seguidores es
preciso. Se sienten ofendidos porque casi 200 cubanos opuestos al
comunismo se quejaron por escrito de la rara manera en que la iglesia
católica intercede por los prisioneros políticos.
Tajantemente, en nota de prensa la curia diocesana deja en claro que la
queja de los opositores es de “contenido ofensivo para con la Iglesia en
Cuba” y revela “la indignación generada en un número de fieles católicos”
sin precisar la cantidad.
Es increíble la reacción de la iglesia sobre todo porque según la misma
fuente ella previó “que esta mediación podría ser interpretada de las
más disímiles maneras y provocar diversas reacciones”. ¿Por qué sentirse
herida por cumplimiento de su profecía?
Sin embargo el dolor del cura Ortega y seguidores podría estar situado
donde los firmantes de la queja a Benedicto XVI cuestionan: “Respetamos
las solicitudes de la iglesia para que cese el “bloqueo”, pero: ¿Por qué
no se pide también –públicamente- que termine el embargo que le tiene la
dictadura a todo el pueblo cubano?”.
Matemáticamente no es despreciable que 165 cubanos (se anuncian más
firmas) acusen a los católicos de darle al César lo suyo y lo que no es
suyo, pues de producirse el fenómeno de los números gigantes esos ciento
y pico podrían influir en la opinión de cientos de miles o tal vez de
millones de personas ocasionando graves pérdidas a un organismo
dependiente de las recaudaciones públicas.
Quizá por esto en su nota de prensa la iglesia insiste que su acción “no
se ha apoyado, ni se apoyará nunca, en tendencias políticas” pero los
hechos demuestran lo contrario porque siendo defensora recalcitrante del
levantamiento del embargo económico queda la iglesia mezclada con la
agenda política de la dictadura ratificando la falacia según la cual las
carencias del pueblo no son causadas por la opresión comunista, sino por
el enemigo externo que de forma paradójica más comercia con ella.
El viejo palero Cape le contó a Lydia Cabrera que “El perro de Mayombe
va al yagrumo con un cuchillo y un papel escrito con recado del brujo, y
lo deja clavado en el árbol con el cuchillo. El papel desaparece. El
puñal queda allí clavado. Susúndamba (la lechuza) lo recoge y lo lleva a
quien va dirigido” (El Monte / Editorial Letras Cubanas, 1989 / Página
660).
El recado del cardenal de Cuba podrá desaparecer con el olvido lógico
del paso generacional. De ahí proviene la aseveración de que las
sociedades no tienen memoria. Sin embargo historiadores y otros
interesados podrán, por medio de los documentos de la época, confirmar
que el puñal católico fue clavado en el árbol de la lucha por la
libertad. Siempre quedará como evidencia irrefutable el trazo de la
cuchillada. Ese es el miedo del cura Ortega. Por eso salió disparado de
su trono hasta la redacción de Palabra Nueva para salirle al paso a los
opositores que cuestionan su procedimiento.
Miami. 8 de Agosto, 2010
*Lázaro González Valdés,
Exprisionero político (conciencia) en Cuba, fue uno de los cinco ejecutivos
principales de Concilio Cubano y fue detenido durante la ola de arrestos
que fue causa parcial de la no celebración del Concilio Cubano en 1996.
Actualmente reside en Miami y continua contribuyendo a la causa de la
libertad de Cuba, dirige la página de Internet Semanario a Fondo, Dirige
S.O.S. Justicia, organización encargada de recoger denuncias de
violaciones a los Derechos Humanos cometidas por el actual sistema
comunista en Cuba para en su momento oportuno tornar dichas denuncias a
los tribunales competentes.
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