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Como el 'Haz de guías' de nuestro escudo.
Por Jorge Hernández Fonseca

Sucesivas generaciones de cubanos, tanto en la isla como en el exilio, hemos tenido que sufrir 47 largos años de dictadura, empobrecimiento y quiebra social, ética y moral de nuestra sociedad. Igualmente triste es llegar a esta etapa de agonía dictatorial, con la esperanza de que el régimen, a la muerte del tirano, nos ceda un mínimo espacio en su
desgobierno, cuando por derecho natural somos parte importante de la Nación cubana.

Enfocar como una dádiva de los herederos del dictador, la posible apertura que el déspota en vida se niega a realizar, más que un error estratégico, o un enfoque equivocado para promover el futuro de la patria, ¡es una verdadera vergüenza para los cubanos dignos!

Pero la oposición cubana ya comienza a avanzar en el sentido correcto. Después de varios años de tentativas frustradas y tibios acercamiento a la dictadura (sobre todo por parte de la oposición interna) instándola a compartir el poder pacíficamente, el exilio cubano comienza a hacer esfuerzos para un aglutinamiento decisivo con vistas
a enfrentar la dictadura comunista en el terreno que las circunstancias mejor lo propicien.

Primero fue un intento de entendimiento amplio a través de una reunión preparada en Madrid, los días previos a la Cumbre Iberoamericana del año pasado. Por motivos diversos, en esa reunión no se consiguió la amalgama para juntar voluntades.

No se trata de discutir una unidad orgánica o institucional, que implicaría en la disolución de organizaciones. Se trata de unidad de estrategias, cediendo aquel protagonismo individual a la voluntad colectiva de conformar una fuerza que, como reza el lema que da
sustento al haz de guías del escudo cubano, "en la unión está la fuerza".

Los opositores cubanos no debemos continuar por el camino de esperar por el "desenlace biológico", a remolque de lo que suceda con Raúl Castro y sus generales durante la sucesión. Jamás en ese proceso los verdaderos intereses de los cubanos serán contemplados. Enfrentamos una dictadura que ha demostrado querer eternizar su hegemonía, introduciendo en la sucesión amañada cambios cosméticos para
perpetuarse.

La oposición cubana --de derecha o de izquierda-- debe juntarse para ganar personalidad propia ante los desmanes que la República padece. No es implorando ser escuchados pacíficamente como mejoraremos los destinos de Cuba, como es nuestro derecho.

Buenas noticias circulan por Internet. Dos importantes organizaciones cubanas del exilio, el Movimiento Cubano Unidad Democrática y SOS Justicia, acaban de lanzar un llamado al "ordenamiento auténtico" a través de un encuentro de entendimiento, donde libremente todas las organizaciones opositoras han sido convocadas, para libremente,
decidir el futuro organizacional de otro esfuerzo por la libertad definitiva de Cuba.

La lógica de la dictadura, que hasta el presente siempre ha sido dividirnos, deberá enfrentar así un grupo opositor cohesionado y firme, que por otro lado, ganaría la representatividad de una buena parte del exilio, con lo cual podría presentarse ante gobiernos e Instituciones internacionales a hablar del "problema cubano", no como
un diferendo entre EUA y la dictadura, sino entre el dictador y el pueblo oprimido.

En las circunstancias actuales --y vistos los antecedentes oposicionistas de las organizaciones que hacen el llamamiento, que de antemano renuncian a posiciones de liderazgo en el futuro intento unitario-- no es dificil aceptar acudir a una cita donde se ha de hablar y escuchar, exigir y ceder, proponer y acordar, los elementos que hasta hoy están faltando en la lucha por la libertad de nuestro pueblo. Hablar con una voz única.

Es verdad que la sociedad democrática implica en múltiples organizaciones y enfoques. Pero los cubanos de la diáspora --como los de la isla-- carecemos de esa sociedad democrática. Para ganárnosla, y para poder entonces tener el derecho a que cada cubano tenga su organización, primero debemos juntarnos a luchar codo a codo para
después defender nuestra diferencia, como lo hicieron nuestros próceres y como se ha hecho en todas la naciones libres. Para ganarnos el derecho a la pluralidad, primero tenemos que ceder en nuestra altura de nuestra potente voz, para incorporarnos al coro de la patria.

No van a ser los EUA ni Europa los que iniciarán la lucha por nuestra libertad. Llegó el tiempo de meditar la necesidad de una táctica y una estratégica cubana para la derrota de la dictadura. EUA y Europa solamente apoyarán nuestros intentos democráticos, si es que observan un esfuerzo serio y verdadero por nuestra parte para dejar de lado
diferencias y protagonismos a la hora de encabezar la lucha, disponiéndonos todos como soldados de fila en esta etapa decisiva, rechazando el papel de segundones que los planes dictatoriales van a adjudicarnos durante su sucesión discriminatoria para convalidarse.

El llamado que circula por Internet expone que no se trata de anular organizaciones, sino de dotar la lucha del pueblo cubano de las instituciones que de manera general pudieran ser posteriormente reconocidas por las naciones amigas, con vistas a ganar visibilidad e
influencia, lo que nos permitiría -como diáspora organizada-- encaminar nuestra lucha contra la dictadura haciendo valer nuestros derechos pisoteados de la manera que las circunstancias permitan, sin implorar ser escuchados por quienes nos desprecian. Así lo hicieron los patriotas del 95 y así lo han hecho todos los pueblos libres del mundo.

Desde ya mi solidaridad y apoyo a los que han tomado la bandera de la patria en momentos tan decisivos, para evitar que los cubanos lleguemos a los extremos descritos por el poeta cuando se inspiró para evitar ".que las piedras del campo nos parezcan estrellas, por lo bajo que estamos los hombres al mirar hacia ellas."


Fuente:
www.penhacubana.com
7 de junio de 2006