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Artículos
Martí ¿Comunista?
Por Julio M. Shiling*
Lo que hay hoy en Cuba, sus instigadores nos dicen, inspiracionalmente
hablando, comenzó en el acometimiento de un cuartel en Oriente. La
responsabilidad intelectual de la monstruosidad que derivó de aquel
ataque al Moncada, nos ha parloteado su máxima figura, es José Martí. ¿Cuánta
verdad correlacionar podrá ver en dicha afirmación?
La revolución cubana está sustentada sobre una base de mentiras. Cuba es
el único caso en el mundo, donde el comunismo alcanzó el poder negando
insistentemente, su esencia marxista. La necesidad metodológica, para
insertar en praxis el socialismo “científico” de Marx y Engels,
institucionalizó el embuste. Esto se agudizó dada, sin dudas, las
excéntricas directivas del capataz de la versión criolla: nacionalismo
falso, antinorteamericanismo despiadado y anticapitalismo hipócrita.
Falsificación de datos, la historia, hechos, en nada han escatimado al
mentir los comunistas cubanos. Era de suponer que la figura insigne de
Cuba no escaparía la embestida trolera.
José Martí jamás fue o podía ver sido socialista o, mucho menos,
comunista. Claro quedó escrito, su crítica directa a las pretensiones
socialistas. Más aún, el Maestro estructuralmente rechazó las premisas
imperiosas que sustentan la teoría de su contemporáneo, Carlos Marx.
Martí creía en la concordia de las clases sociales, no su lucha. La
economía y las relaciones que engendraba era, para el autor del
Manifiesto Comunista, el óptimo factor determinante en la vida del
hombre. Concepto, para el Apóstol, absurdo. En el rico léxico escrito de
Martí, la palabra “economía” sólo se encuentra 14 veces. Dramática
diferencial con “libertad”, que aparece 346 instantes.
De no estar informado del socialismo, no se le puede achacar a Martí.
Había en 1886 34 publicaciones socialistas (5 de ellos diarios) en los
EE. UU. El Maestro era un lector prolífico y responsable. Ya en la
tierra de Lincoln había también, desde 1852, un partido comunista que un
alemán llamado, Joseph Weydemeyer, había fundado. Lo que más le repelaba
al Apóstol de las esquemas socialistas (en todas sus variantes) se
sintetiza en cuatro puntos: (1) la enmascarada demagogia de su liderazgo,
utilizando hipócritas diatribas para engatusar a los pobres y adquirir
poder; (2) el precio social y cultural de subordinar lo individual a lo
colectivo; (3) la fomentación de un Estado cíclope e invasor; (4) el
atropello a la libertad para implantar esas ideas “confusas”.
Su “antinorteamericanismo” es otro de los tergiversados inventos de la
revolución castrocomunista. El llamar a los EE.UU., la “… sociedad más
libre y grande en la Tierra”, descalificaría a Martí de semejante
calificativo. La crítica selectiva de aspectos de una sociedad, no
equivale a sentir desdén por ella. Más cuando los que hacen esas
aseveraciones, al ofrecer las críticas, ocultan aserciones que plasman
la admiración del Maestro por los EE.UU.
La obra de Martí lo defiende grandilocuentemente contra el infame
paralelismo que vincula el ideario martiano con el proyecto comunista.
El exánime tirano y su sistema, no lograrán extender la difamación a la
figura insigne de Cuba, más allá de su conminada estadía en el poder.
Para la figura histórica de Moncada, será así también. ¡Que pesadilla!
Tantos años de vilipendio.
Julio M. Shiling*: Nació en La Habana,
Cuba. Es Director de Patria de Martí, analista político, articulista, y
Oficial Ejecutivo Principal (CEO) de Financial Concepts of America, Inc.
Tiene una Maestría en ciencias políticas de Florida Internacional
University (Miami, Florida, EE.UU.).
Miami. Enero 24, 2007.
Fuente:www.patriademarti.com
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