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El escandaloso silencio de las buenas personas.
Por Miguel A. García Puñales

“Cuando reflexionemos sobre nuestro siglo XX, no nos parecerán lo más grave las fechorías de los malvados, sino el escandaloso silencio de las buenas personas.”
Martín Luther King


Es casi increíble como la comunidad cubana en el exterior pierde por propia voluntad su condición de exiliada. No son pocos los que hacen de la frase “el miedo es libre” su escudo para esconder el servilismo que constituye mantener la condición de esclavo por voluntad propia.

O qué es si no, evitar en público cualquier actitud que pudiera ser mal vista por el ojo inquisidor del gobierno cubano, facilitando de esa manera las constantes campañas publicitarias de la dictadura en el exterior. No en balde el aparato propagandístico de Castro ha endosado históricamente el epíteto de “mafiosos” a los integrantes de la comunidad cubana más combativa; la que radica en Miami.

Algunos cubanos residentes en el exterior, Miami incluido, me han manifestado que “ellos no se meten en política” o que “yo soy un emigrante económico”. Sin embargo en su casi totalidad, entrevistados a fondo, jamás estarían dispuestos a regresar a territorio cubano salvo que existieran condiciones similares de libertad de expresión, movimiento y económicas a las que disfrutan en sus países de acogida. Sin embargo, mientras tanto van y vienen, aunque a no dudarlo en el breve espacio de tiempo que visitan el terruño renuevan con fe su dosis de miedo. Y ¡ojo!, muchos de ellos en su momento llegaron al suelo de cobijo pidiendo a gritos asilo político y fabulando historias. Hasta hubo alguno que besó la tierra de la patria putativa.

Una vieja frase reza “para comer pescado hay que mojarse el culo”, sin embargo las personas a las que me refiero son las que quieren mantener su dieta de pescado a cambio de que el culo húmedo moleste a otros. Porque, vamos a ver, ¿Alguien puede suponer que los mínimos, pero tangibles espacios que ha perdido el gobierno cubano y del que disfrutan los “ojalateros” habrían sido posibles sin los miles de hombres que a lo largo de nuestra historia reciente se han dejado la libertad y la vida en esta desigual lucha?

Que conste que no me refiero a los que han fracturado el cóccix a fuerza de doblarlo frente a la Bestia en la última y novísima versión de “La nación y la emigración” –léase la tiranía y su séquito exterior- esos, perdónenme si me equivoco, no son generalmente buenas personas, al menos alguno que conozco por estas tierras. Érase una vez un intrigante en territorio español, asiduo asistente a los locales de las asociaciones cubanas de Madrid, tanta lástima dio en sus constantes lloriqueos que hasta se le apadrinó para encaminarlo en su integración. Tiempo después no sólo es un constante asistente a cuanto mitin organizan las asociaciones comunistas, sino que se puso a disposición de la embajada cubana durante los luctuosos hechos del pasado 11 de marzo y claro obtuvo su premio; se le permitió viajar a Cuba, -pagándose todos sus gastos-, a participar en el convite y quizás llegar al orgasmo frente a la figura de su adorado comandante.

Claro está que un artículo como este, recibirá de estos personajes el epíteto de “intolerante”, porque la tolerancia para estas gentes consiste en hacer ellos lo que les venga en ganas, aunque sus acciones consoliden la violación establecida del derecho de millones de personas.

Por eso no es extraño observar en los últimos días los signos de una ofensiva propagandística del gobierno cubano para recuperar el espacio perdido con la población española.

Primero, llegó el “Gallego Fernández” con su maletica; Esa es una maletica famosa, recuerdo que allá por los finales de la década de los ochenta, en algunos ministerios cubanos se esperaba con impaciencia su regreso del periplo español para disponer de fondos para la continuidad de algunos proyectos.

Después y de forma explosiva, inundan todos los kioscos de periódicos con una serie sobre “historia de la revolución cubana”, DVD incluido, renacen los spot publicitarios para fomentar los viajes a la Isla y se alternan en Televisión Española diferentes documentales sobre el exilio cubano y nuestro deporte nacional. De este último Documento TVE, me permitiré una crítica en el próximo artículo.

En el breve período de tiempo que estoy reseñando, se han organizado con la complicidad de la embajada castrista en Madrid -¿o quizás bajo su dirección técnica?- dos actos, el primero, una “manifestación de apoyo de la comunidad cubana en España al gobierno de Cuba, contra la guerra en Irak y contra los países latinoamericanos que votaron a favor de las sanciones en Ginebra”, el segundo una manifestación contra la guerra frente a la embajada americana en Madrid, en la que se especulaba que participaría el “Gallego Fernández”.

Se equivocan, no se puede engañar a todo el mundo durante todo el tiempo y el pueblo español ya sabe lo suficiente sobre la situación de Cuba y sobre el martirio de los cubanos.

Las organizaciones del exilio cubano radicadas en suelo español, en coordinación con nuestros hermanos de allende el océano y con numerosas organizaciones de la sociedad civil española iniciaremos este verano las Jornadas Pro Democracia para Cuba, dirigidas a movilizar las conciencias de las buenas personas, del ciudadano de a pie que se ha hecho cómplice con su silencio, en especial de la comunidad cubana que creyéndose “apolítica”, ayuda a una politización en contra de sus intereses como nación.

Son numerosas ya las empresas de cubanos libres y españoles solidarios las que han ofrecido su patrocinio, los artistas e intelectuales que aportarán su talento, para entre todos iniciar las jornadas con la reproducción en pleno centro de Madrid del Memorial Cubano.

La Manifestación de la Puerta del Sol no fue un hecho aislado, fue a no dudarlo, el despertar; ahora pretendemos llegar a la adultez y para ello necesitamos de todos los cubanos que por estas tierras arrastran la nostalgia del desarraigo y de todos los amigos españoles a los que les hierve la sangre al ver la ignominia en la que se ha sumido a un pueblo, necesitamos de la voz de las buenas personas,¡ y con ellas contamos!