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Crónica de una cobardía
Por Orlando Fondevila

Fidel Castro, al más puro estilo de Birán (en otros lares le llaman siciliano) anda por el mundo amenazando, intimidando y chantajeando. Y con los débiles, sobre todo con los de pensamiento débil, consigue sus propósitos. Y cuando hinca el diente en hueso, se desboca aún más y se pone a punto de una alferecía (¡Dios nos oiga!). De todo esto y mucho más hemos tenido ocasión de ver en Guadalajara, Jalisco.

Primero, la bajada de pantalones (muy gráfica expresión usada en España) del Gobierno de Méjico. Sin que seamos adivinos ya lo habíamos previsto en un artículo anterior- perdonen la autocita- “Méjico lindo y querido”. A la zafiedad, al burdo chantaje del de Birán, Méjico respondería rindiéndose. Lamentablemente ha ocurrido. Sin que mediara una rectificación pública del siciliano, perdón, biranense, el grandullón ranchero mejicano corrió, entre presto y tembloroso, a restablecer relaciones y aquí no ha pasado nada. ¡Ay, Jalisco se rajó! Entre tanto, para mayor escarnio, el de Birán ni se molestó en ir a Guadalajara. Tratándose de asuntos menores delegó en su fornido perrito de presa, ese a quien en el extranjero siempre que llaman canciller, vuelven el rostro, disimulan y sonríen.

El de presa aprovechó la ocasión y se entrevistó con Miguel Ángel Moratinos, el nuevo ministro de Asuntos Exteriores del nuevo y sonriente gobierno socialista de España. Una hora duró el intercambio de ladridos, por un lado, y de sonrisas por el otro. No hubo gruñidos ni declaraciones oficiales finalizado el encuentro. Sin embargo, las inevitables “fuentes oficiales” españolas calificaron la reunión como “cordial, franca, abierta, profunda, sincera y sin tensiones! Entiéndase, no hubo ningún mordisco. Mala señal para la causa de la libertad de los cubanos. De nuevo un pronóstico: los sonrientes españoles cederán ante el de Birán. Y no habrá que esperar mucho. La siguiente mala señal será el nombramiento del nuevo Embajador ante el régimen. Los rumores acerca del perfil ideológico del presumible son como para echarse a correr. Además, se sabe que tendrá indicaciones muy precisas para “recomponer las relaciones con La Habana”.

Pero ocurrieron otras cosas en Guadalajara que han motivado una reacción epiléctica en el de Birán. Y que, al mismo tiempo, nos ponen ante varias evidencias. No hace falta haber presenciado la intimidad de lo allí acaecido. Leyendo el espumajeante comunicado de el de Birán puede colegirse sin equívocos qué pasó en los debates. La mayor parte de América Latina sucumbió medrosa ante la agresividad de el de los ladridos. Pues sí señor, que se condene a Estados Unidos por la ley Helms Burton y por su reciente endurecimiento, Y sí, señor, que quede puesta en blanco y negro nuestra repulsa por las “torturas horrorosas en Irak”. A ninguna de sus señorías le pasó por la cabeza, o si le pasó no se atrevió a plantearlo, absolutamente nada acerca de las torturas y malos tratos, sistemáticos e institucionalizados en Cuba contra las personas que pacíficamente se oponen al de Birán y al de los ladridos. Tal vez, cándidamente, algunos calmaran su mala conciencia diciéndose, ¡es que no hay fotos, ni videos, ni ninguna prensa en el mundo se hace eco de ello! Tienen razón sus señorías, en el Granma no se ha informado de tortura alguna en las cárceles cubanas. Ni el de Birán ha pedido perdón por ello; es más, lo niega rotundamente. Ni ningún tribunal en Cuba ha condenado a nadie por torturas y tratos crueles, inhumanos y degradantes. Tienen razón sus señorías.

Por suerte, una parte de Europa, sobre todo aquella que sufrió los embates del paraíso referente de el de Birán, no tragó y frustró que se cumplieran al completo los planes de el de Birán. Pero el descendiente del soldado de Weyler, el bastardo del “matagallegos” de Birán continuará vociferando y continuará azuzando los ladridos, gruñidos y mordiscos de su “canciller” (perdónenme la risa), continuará “trabajando” con sus potenciales amigos en Europa. Ya se sabe, los socialistas belgas, los de Luxemburgo, los de Alemania, los de la nueva sonriente España. Y claro, Francia, la Gran Francia de la excepcionalidad cultural, la Francia eterna envidiosa y antiamericana. Con América Latina, por el momento, el de Birán no alberga preocupaciones. Para qué si no tiene ahí al iletrado de Venezuela, al cínico de Argentina y al “obrero” dipsómano de Brasil.

En fin, que la cobardía, entre otras cosas, es la marca de nuestro tiempo. Pero el tiempo es el tiempo. Y si el tiempo es eterno, tal vez la cobardía no.