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Menoyo interpreta la canción de Castro.
Por Orlando Fondevila

Confieso que la conducta de Menoyo desde que creó ese engendro que se conoce como “Cambio Cubano” me resultaba repugnante, aunque me costaba creer que alguien que estuvo 22 años en las cárceles de Castro resultara finalmente un vulgar agente del Tirano. Sin duda apreciaba diferencias entre un Néstor Baguer o una Aleida Godínez y Menoyo. Tenía la impresión de que estábamos en presencia de un vulgar oportunista, o de alguien tan infatuado, con una auto -percepción desmesurada, tal vez perjudicada sus facultades por la edad y los padecimientos.

Pero me equivoqué. Por razones que no acierto a explicarme y que no estoy seguro si alguna vez conoceremos, Eloy Gutiérrez Menoyo es el mejor de los agentes con que cuentan Castro y su maquinaria de inteligencia. Puede que a algunos les parezcan tan descaradas sus acciones colaboracionistas para con el régimen, que con cierta lógica piensen que no puede ser un buen agente quien tan abiertamente descubre sus cartas, quien no oculta su traición. Pero la lógica de los servicios de inteligencia suele transitar por otros caminos que los de la lógica normal. A veces las maniobras de inteligencia se comportan igual que el ciudadano normal que pone en un lugar visible las joyas que no quiere le sean robadas, a sabiendas de que el ladrón buscará en los sitios más ocultos. Y funciona. Claro que la contra –lógica funciona.

Eloy Gutiérrez Menoyo está desempeñando cabalmente la misión que le ha sido asignada. Primero va a Cuba y se queda, haciendo un alarde de valor e independencia imposibles en un régimen como el cubano. Después, en compañía de otro extraño disidente, un autodenominado socialdemócrata moderado de nombre Manuel Cuesta Morúa, muy indignados ellos, se presentan –prensa incluida- en la Oficina de Intereses de Estados Unidos en Cuba para entregar una nota de protesta por las medidas injerencistas anunciadas por el presidente Bush. No una nota en la cancillería cubana, para protestar por la injerencia del Gobierno cubano en los asuntos internos de Méjico, por ejemplo. El acompañante, Morúa, que preside una tal Mesa de Reflexión Moderada, bien nutrida por los miembros de su familia, es el mismo que se ha opuesto incluso que se condene al régimen en Ginebra, porque eso, claro, es una inaceptable política de confrontación. Curiosamente Menoyo y Morúa sólo se aceptan a ellos mismos y sólo son aceptados por ellos mismos dentro de la oposición interna. Son independientes. De ninguna manera pueden aceptar ayuda de Estados Unidos, porque eso es ser mercenarios. ¿De quién reciben ayuda? ¿De qué viven?

Ahora Menoyo se aparece con un Mensaje a los Jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea y de América Latina que se van a reunir en Guadalajara. Es una declaración y un pliego de peticiones a tan dignos mandatarios. ¿Qué pide? ¿Acaso libertad inmediata e incondicional para los presos políticos? No, ni una palabra. ¿Acaso respeto para los derechos de expresión, asociación y reunión? No, ni una palabra. Lo que pide Menoyo es que la Cumbre de Guadalajara signifique “una oportunidad ideal para replantear, re-imaginar y moldear una nueva política hacia Cuba”, entendiendo por ello, “como opositores independientes (¿los otros no lo son?), leales a la Nación, y respetuosos de su soberanía...que lo más importante de este propósito consiste en rebatir y contener el injerencismo norteamericano”. Entiéndase bien, combatir el injerencismo norteamericano es, al día de hoy, lo más importante para Cuba. A continuación va más a fondo y ladinamente, o “con mala leche”, como se dice en España, añade que “Bajo el pretexto de ayudar a la disidencia en Cuba, la política de la administra- ción de George W. Bush ha obstaculizado la reconciliación entre cubanos y ha alimentado una dañina dinámica de patrocinio.” ¿Se entiende?. Al final plantea cinco puntos o recomendaciones, que no son otra cosa que los gobiernos participantes en la Cumbre condenen a Estados Unidos por ayudar a Cuba, que reconozcan sin ambages los “logros” de la revolución, y mucho diálogo y mucha colaboración.

No se trata de una tontería. Menoyo está acariciando los oídos receptivos de los participantes en la tal Cumbre con la canción que muchos de ellos quieren y les gusta oír. Algunos por simple afinidad ideológica, otros por cobardía, otros por oportunismo – por quitarse de en medio, como siempre, el tema cubano-, o por simple pose antiamericana, se sentirán complacidos o aliviados con el venenoso mensaje. Menoyo está cumpliendo con la tarea asignada. ¿También Morúa?
Estamos en presencia –yo no tengo dudas- de una cumplida estrategia del régimen. Castro intenta organizar “su” oposición.