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¡Alerta Cuba!

Por Dr. Eduardo Vidal Franco*

En los últimos días, se van escuchando rumores, y alguna que otra noticia sin confirmar, acerca del final del longevo criminal Fidel Castro; parece ser que su mala salud se deteriora cada vez más y por tanto va concluyendo su ciclo biológico. Al mismo tiempo, se intensifican las especulaciones de su sucesión y se lanzan ofertas al selecto grupo que le acompaña y sostiene hace 47 años para pactar un final “feliz”, donde puedan mantener sus privilegios, a cambio de compartir el omnímodo poder que les protege. En estos momentos, incluso, se promueve la moderación de algunos miembros de la antigua y reciente nomenclatura – los mismos cómplices del terror que siguen apoyando el atropello a compatriotas pacíficos e indefensos que, arriesgando su vida detrás de las rejas, torturados, algunos en huelga de hambre, sufren la represión política por actos a favor de los derechos y libertades de todos; una “moderación” que se esfuerza en manipular sus verdaderos intereses: un futuro denigrante para la mayoría de hombres y mujeres que conforman el pueblo de Cuba y a los que tan ostentosamente desprecian.
¿Quién no ha oído hablar de las condiciones de vida de los más cercanos a los famosos “Moderados”? Sus familiares hace tiempo que están abriéndose al mundo democrático y capitalista- sus avances, sus comodidades, la información, formación, etc.-, gracias a las fortunas robadas al sudor cubano y teñidas con la sangre de los tantos y tantos opositores que han quedado en el camino, fuera y dentro del país. Aquí mismo: en el “paraíso español” muchos hijos de Papándantes, Generales, Doctores, y otros de la Camarilla Fidelista, han fijado su residencia y lucran a distancia, sin el más mínimo sonrojo por la miseria y el dolor de nuestra gente.

Creo que es hora de que reflexionemos seriamente sobre la reconstrucción de Cuba, comenzando con el triste reconocimiento de la irresponsabilidad que nos ha acompañado en la cruel historia de la “Revolución Cubana”, bajo el enfoque de tres hechos contrastables para todos:

1º- Hace cinco décadas, un mal nacido cubano nos robó nuestro derecho a la libertad y con ello, a nuestras costumbres y esencia. De esta manera reafirmaba e instauraba desde el principio la acción violenta de bandidaje, iniciada en 1952, por otro tirano militar. Sobre la gran mayoría pudo más el miedo, el egoísmo, el escape que siembra el terror estatal y fuimos convertimos en títeres del escenario “revolucionario”; nos dejamos corromper aceptando el papel de pueblo cómplice, con el silencio ante los asesinatos y agresiones contra los primeros que empezaban a no ceder, a no querer formar parte de un proceso perverso desde sus inicios. Todavía hoy, la venda sobre los ojos, los tapones en los oídos, la máscara de la doble moral resultan difícil de quitar y pretendemos justificarnos con la ignorancia, la mirada al otro lado, o echándole la culpa a otros, para no tener que lavar nuestra conciencia, ni enfrentar nuestra responsabilidad con la historia de la tierra donde nacimos y por ende con nuestros semejantes. Mirarnos frente al espejo y descubrirnos el fondo, no sólo es doloroso, también implica una llamada a la acción, a la toma de una posición que no es ni mucho menos la neutral. ¿Qué mayor prueba de esta triste realidad, que un brutal genocida como Fidel Castro, va a desaparecer de la vida pública de nuestro país, por ley biológica, rodeado de riquezas y aduladores, bendecido por una parte importante de la opinión internacional, sin que hayamos sido capaces los cubanos de unir nuestros esfuerzos para arrebatarle el poder que aún le mantiene? Dando la espalda a la verdad, perdemos la oportunidad de esa catarsis que necesita el alma para empezar una nueva existencia.

2º- La desaparición física del jefe de una dictadura a pesar de ser una buena noticia para la decencia humana y de manera especial gran regocijo para sus mas sufridas victimas, no implica para nada el fin del régimen que lo sostuvo. Sus cómplices y secuaces ya están trabajando duro para “mutar” camaleónicamente y fortalecer su letalidad hacia nosotros. Nadie debería dudar que cobardes, acomodaticios y liberticidas como Alarcón, Lage, Pérez Roque, A. Prieto y toda el aparato tienen conciencia y saben, de sus complicidades en crímenes contra el pueblo cubano. Como mínimo, todos ellos tendrían que presentar sus disculpas, y en el poco, pero suficiente tiempo que les queda, tener la dignidad necesaria para desertar y denunciar los asesinatos de la tiranía. Desgraciadamente, mientras escribo no me llegan noticias de que haya ocurrido. Es vergonzoso, pero estos “moderados” están dispuestos a todo con tal de no perder sus prebendas. Mucho ojo, cubanos, que la maldad tiene rostros en la Cuba Castrista.

3º- La pérdida de nuestra condición de “persona”- ser humano-, con todo lo que ello lleva implícito, al entregar nuestro destino a una revolución construida con los pilares de la represión, la maldad, la manipulación, y las mentiras, nos acostumbró al pesimismo que paraliza; a la inseguridad que permite que otros tomen decisiones y hagan lo que nos corresponde a nosotros y a aceptar, cobardemente, que nos hagan sentir como ciudadanos de tercera o cuarta clase en nuestro propio suelo, frente a los “semi-dioses” poseedores de los dólares. La evidencia de este diagnóstico, lamentablemente, la mayoría no quiere aceptar; prefieren que “Alguien” nos “guíe”, al precio que se establezca, antes que reconocer nuestros derechos naturales y luchar por ellos. Alerta, cubanos, no hay que seguir a “Alguien” (el líder), sino las ideas y métodos que en sus proyectos favorezcan a la mayoría, y nos respeten a todos. Esa es la democracia.

Partiendo de las tres premisas anteriores, es posible integrar y conformar una base sólida desde la que comencemos a elaborar la pirámide de aprendizaje que nos permita construir una nación de hombres libres. No es un secreto que, entre las imperfecciones de nuestra naturaleza humana, resalta la resistencia a reconocer nuestros errores y virtualizar nuestra existencia, y por ende la realidad.

Estoy convencido de que sólo se produce la luz que detiene la oscuridad, en el momento que identificamos el sendero de la equivocación. Es imprescindible asumir esta lección de humildad, teniendo en cuenta las últimas décadas de historia como pueblo. A partir de esta acción, podremos levantar una República decente y civilizada, sin hipotecas por complicidades e impunidades que lastren negativamente su instauración.

Grave y terrible error para la nación cubana sería, intentar recorrer la senda de la democracia con el precedente de premiar a los dirigentes del actual gobierno, en nombre de una supuesta reconciliación. Tanto Castro, como su corrupta elite deben rendir cuentas de sus crímenes para que no caigan en el olvido nuestras victimas. La responsabilidad de un nuevo gobierno es evitar la venganza y defender la libertad y la justicia.

Grave y terrible error para la nación cubana seria, aceptar un arbitraje internacional liderado por la ONU cuya enorme burocracia esta controlada y representada por gobiernos genocidas de lesa humanidad. Recientes matanzas, como en Ruanda, nos dan la medida de la responsabilidad de las Naciones Unidas: la inoperancia de muchos lideres cerrando los ojos ante el exterminio masivo a poblaciones indefensas, mientras los “privilegiados” debaten en interminables discusiones y descarrían el problema, bajo el amparo de la seguridad de su cede en Nueva York.

Grave y terrible error sería para la nación cubana, confiar en una Unión Europea donde los países poderosos imponen sus arbitrariedades, y una elite política acomodada y pagada por todos los europeos, ha renunciado a defender sus valores como civilización permitiendo el genocidio extremista en los Balcanes y recibiendo con honores a dictadores y aprendices de los mismos.

Grave y terrible error seria para la nación cubana copiar los modelos de cambio del antiguo bloque Comunista; el fracaso esta marcado en el rostro triste y desolado de millones de sus ciudadanos- algunos todavía con la nostalgia del mal pasado-, ante la corrupción y abuso de la nomenclatura anterior reconvertida en pseudos demócratas que disfrutan del poder y las riquezas que poseían. Vale la pena recordar al checo Havel cuando se auto-critica por su debilidad frente a lo que debió cambiar del anterior sistema y no lo hizo. Tampoco olvidemos que las condiciones de vida de estas naciones eran muy superiores a las de nuestro pueblo.

Grave y terrible error para la nación cubana sería, culpar a la democracia americana de nuestros fracasos, reclamándoles una solución que nos convenga, cuando somos nosotros los que primero tenemos que arreglar nuestros asuntos: los presentes y los que vendrán.
El pueblo cubano, tan utilizado y manipulado en las grandes tribunas, somos todos y cada uno de nosotros, los de allí y los de acá; por tanto, todos y cada uno de nosotros tenemos la obligación de forjar nuestro futuro y debemos ser escuchados.

Cuando de la libertad se trata, contamos con el suficiente acervo humano; es un gran activo las prédicas del Presbítero Varela al respecto: todos nacemos con iguales derechos naturales; ningún gobierno, partido o institución nos lo tiene que regalar… solo unidos desde la diversidad en torno a la libertad podremos preguntar a los nuevos Salva- Patrias si están dispuestos a defender estos dones.

Casi seguro no será un andar lleno de rosas, pues implica no delegar mi responsabilidad cívica e individual; es un caminar arriesgado porque puedo convertirme en protagonista de mi otro nacimiento, de mi nueva existencia. Pero ahora se que la recompensa de mi esfuerzo y mi sudor será poder morir en una Cuba decente y comprometida con el más pobre de los nuestros, con un ordenamiento jurídico que nos haga iguales ante la ley, y por supuesto, que nos exija nuestros compromisos cívicos de libertad.

En este próximo final de un malvado gobernante, autoproclamado Comandante en Jefe, prefiero depositar mi esperanza de mejoras para mi país en los principios básicos nacidos de quienes han sido víctimas y no victimarios en la tiranía. Ejerciendo mi derecho como ciudadano libre, no apoyo a los UNI-Proyectos, UNI- Discursos, UNI-pensadores, ni a los UNI- Salvadores y pido a mi tierra encender la alarma ante lo que se nos avecina. Para mí, sería dejarnos envolver al final, en la cruel demagogia que he conocido en la larga pesadilla “revolucionaria”.

El futuro de libertad es posible hacerlo, pero necesitamos creerlo profundamente y defenderlo con valor.
Mi primer recuerdo para los caídos; mi solidaridad con los reprimidos y marginados y mi repudio infinito para sus verdugos.
Por una patria que sea hogar de todos,

*Dr. Eduardo Vidal Franco, Ex –prisionero de conciencia cubano, Presidente de la Asociación “Cubanos por la Libertad”
España, junio 29 del 2006