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Estados Unidos lleva el mundo hacia la paz, la libertad y la democracia.
Por Donald H. Rumsfeld*

La perspectiva del presidente Bush de un Iraq libre y democrático y su potencial para impulsar un histórico cambio en la región ha sido recibida con escepticismo en algunos lugares.

Los escépticos deberían fijarse en la visita del presidente a Chile el pasado fin de semana y en sus reuniones con los líderes de América Latina. Podrían observar la poderosa atracción que ejerce la libertad. También verían el notable ejemplo de éxito de una región que hasta hace muy poco tiempo estaba plagada por la violencia, las guerras civiles y las dictaduras.

Hace muy poco regresé de una visita a varias naciones de América Latina, luego de una conferencia en Ecuador con ministros de Defensa de todo el hemisferio. Con excepción de Cuba una dictadura cuyos días finales todavía están por escribirse los países de la región están en su mayor parte en la senda hacia la democracia, la libertad y el respeto a la dignidad humana. Los líderes de América Latina colaboran bien en las medidas de seguridad colectiva. Se desempeñan admirablemente como mantenedores de la paz en Haití y otras regiones del mundo. Buscan estrechar su colaboración con América del Norte para combatir las amenazas del tráfico de drogas ilícitas, la toma de rehenes, la trata de personas, las pandillas criminales y el terrorismo.

Cada país de la región avanza así a su manera, basándose en sus tradiciones históricas, intereses culturales y políticos. Han recorrido un largo camino en poco tiempo.

Por ejemplo, el caso de El Salvador. Hace pocas décadas El Salvador estaba dividido por la guerra civil. Sin embargo los estadounidenses acudieron en ayuda de El Salvador y lo ayudaron a enfrentar las fuerzas que estaban destrozando ese país. Hoy El Salvador es una democracia que ha permitido la reconciliación entre sus diversas facciones y trabaja con otras naciones en la defensa de la libertad.

Esa es la naturaleza del cambio histórico; raramente es gradual. América Latina está lejos de ser el único ejemplo. Consideren que para fines de la década de 1980 casi todos los países de Europa Oriental todavía estaban dominados por la Unión Soviética. Sin embargo, en una década esos antiguos satélites soviéticos fueron liberados y tomaron la senda de la democracia.

El Derrumbe de la Unión Soviética

Las mentiras y el miedo que sostenían a la Unión Soviética se derrumbaron con asombrosa celeridad, reivindicando a esos visionarios democráticos como Ronald Reagan, Vaclav Havel, Margaret Thatcher y Alexander Solzhenitsyn. Se ha dicho que costó diez años de lucha erradicar el comunismo en Polonia. Pero con esa victoria el comunismo se desvaneció en diez meses en Hungría, en 10 semanas en Alemania Oriental, en 10 días en Checoslovaquia y en 10 horas en Rumanía.

En Asia la democracia también ha demostrado ser contagiosa. En un lapso de unos 50 años una región considerada por algunos mal equipada para el gobierno propio ha adoptado la democracia y la libertad.

Lo mismo en los Balcanes, hemos visto enormes avances del caos y la desesperación hacia mejores condiciones democráticas y de libertad en la década pasada.

Al iniciarse este siglo pocos habrían soñado que apenas cuatro años después Afganistán estaría gobernada por un líder musulmán moderado elegido democráticamente. Por cierto que todos aquellos conocedores de la larga historia de opresión de las mujeres en Afganistán posiblemente se habrían burlado si se les decía que la primera persona en votar en las elecciones nacionales en Afganistán sería una mujer afgana de 19 años de edad.

La lección que enseña la historia es esta: la gran marcha en la historia humana, en cada región del mundo, es hacia la libertad. Y en medio de la violencia y el caos y la fealdad, el derecho de vivir como hombres y mujeres libres sigue siendo una fuerza poderosa, una fuerza dominante, claramente una fuerza ganadora.

Esto les permite a quienes están del lado de la libertad en Iraq una ventaja incalculable. Los éxitos no se pueden asegurar en ese lugar, por supuesto, pero hay buenas razones para la esperanza.

Los meses venideros serán un período crucial en Iraq. Las elecciones de enero determinarán si el pueblo iraquí queda comprometido con la senda de la democracia y la libertad. Les permitirá a los grupos minoritarios del país la oportunidad sin precedentes de resolver sus conflictos como parte de un proceso político, en lugar de hacerlo por la fuerzas de las armas.

Mientras tanto, para tener éxito no se puede permitir que áreas del país queden bajo control de los insurgentes, de los residuos de un régimen y de terroristas extranjeros. A pedido del gobierno interino iraquí las fuerzas de Estados Unidos han colaborado con el personal iraquí de seguridad para liberar a Faluya de los enemigos del progreso de Iraq. Y las fuerzas de la coalición están listas para ayudar al gobierno iraquí y a las fuerzas de seguridad iraquíes a enfrentar y derrotar a esos enemigos en otras regiones del país. El pueblo iraquí debe tener confianza en que el nuevo gobierno le puede ofrecer la seguridad a ellos y sus familias, tal seguridad es el cimiento sobre el que se levantan los pilares de la democracia y la oportunidad.

Por supuesto que hay dificultades. El gobierno de Iraq es joven, y el país no tiene experiencia con los desafíos inherentes en el establecimiento de la libre expresión y el consenso democrático. Las fuerzas de seguridad iraquíes deben mejorar su capacidad y su confianza, aunque el desempeño de gran parte de las tropas iraquíes en Faluya incluyendo a quienes ofrendaron su vida en favor de un Iraq libre garantiza el optimismo. Muchos sunitas siguen dudando del proceso político y es decisivo que el gobierno iraquí los haga participar.

En el Medio Oriente, e incluso entre algunos de nuestros antiguos aliados, preocupan las intenciones de Estados Unidos en Iraq. El escepticismo antiestadounidense, por supuesto puede ser una excusa para quedarse sin participar en lo que es un difícil conflicto en ese lugar. Y sin duda que los líderes de algunas naciones en la región pueden temer que la marcha de la libertad que se inicia en Iraq pueda eventualmente devorarlos.

Amigos y aliados

Estados Unidos ha demostrado una y otra vez su respeto a la democracia y el derecho de las naciones libres de tomar sus propias decisiones soberanas. Y si en verdad hay escépticos en cuanto a los intereses de Estados Unidos en Iraq, que se fijen en nuestra asociación con América Latina, que hoy sigue rindiendo frutos. Que observen nuestra amistad estrecha con Europa Oriental y con nuestros amigos y aliados en Asia. Y que sean ellos mismos los que fijen en por qué Estados Unidos sigue siendo el líder del mundo libre y la inspiración de millones de otros que quieren vivir en libertad.

*[Donald H. Rumsfeld es secretario de Defensa de Estados Unidos]


Fuente: Oficina de Programas de Información Internacional del Departamento de Estado de Estados Unidos.
Este artículo, escrito por Donald H. Rumsfeld, secretario de Defensa de Estados Unidos, fue publicado el 22 de noviembre por el diario The Miami Herald.